La movilización ciudadana durante la Vuelta ciclista a España, en contra de la participación de un equipo israelí, ha dado sus frutos. Organismos internacionales deportivos como la UEFA y artísticos como Eurovisión ya barajan la expulsión de Israel de sus competiciones. Al mismo tiempo, manifestaciones de protesta similares se han reproducido en países como Italia y el fenómeno crece en toda Europa cada día que pasa. No tenían razón quienes decían que movilizar a la opinión pública no servía de nada a la hora de frenar el genocidio palestino cometido por Netanyahu. España ha dado una lección de conciencia social y en el futuro esa marea solidaria que impregna a todo el mundo se estudiará en los libros de historia.
La votación sobre la participación de Israel en Eurovisión 2026 se celebrará a principios de noviembre de 2025, según ha confirmado la Unión Europea de Radiodifusión (UER). Originalmente estaba prevista para diciembre, pero se ha adelantado debido a la presión de varios países europeos que han amenazado con boicotear el certamen si Israel sigue participando. La reunión será extraordinaria y se centrará exclusivamente en este asunto, considerado por la UER como una situación “sin precedentes”. Más de 50 eurodiputados de distintos países han solicitado formalmente a la UER que expulse a Israel del certamen, citando investigaciones internacionales por crímenes de guerra y genocidio en Gaza. Países como España, Países Bajos, Irlanda y Eslovenia han anunciado que boicotearán Eurovisión 2026 si Israel participa. Entre tanto, la emisora pública israelí KAN ha emitido un comunicado defendiendo su permanencia y acusando a los críticos de politizar el festival. El Gobierno israelí está haciendo gestiones diplomáticas “día y noche” para evitar la expulsión.
Por otra parte, la UEFA se reunirá la semana que viene con la intención de tomar una decisión respecto a la participación de Israel y sus equipos en las competiciones internacionales, con la mayoría de miembros inclinados por suspenderlos. Según The Times, “la mayor parte de los miembros del comité ejecutivo están a favor de la suspensión de Israel”, después de que ocho expertos de la ONU, entre ellos la relatora para Palestina, Francesca Albanese, pidieran este martes a la FIFA y a la UEFA que suspendan a la selección israelí de las competiciones internacionales “como respuesta al genocidio en curso en el territorio palestino ocupado”.
Una posible suspensión por parte de la UEFA no estaría ligada a una decisión de la FIFA, que, sin embargo, quedaría en una posición muy difícil con vistas al Mundial de 2026, donde Israel se está jugando su clasificación, siendo terceros de su grupo por detrás de Noruega e Italia.
En agosto, la UEFA se posicionó en contra de la matanza de civiles y de niños, con una pancarta en la Supercopa de Europa entre Paris Saint Germain y Tottenham Hotspur, pero sin mencionar a Israel.
Cuando la UEFA anunció el fallecimiento del futbolista Suleiman al-Obeid, conocido como el Pelé palestino, Mohamed Salah les recriminó en redes sociales la falta de información sobre su muerte. ”¿Podéis decirnos cómo, dónde y por qué murió?”, escribió el jugador egipcio.
Los expertos de la ONU aclararon que el boicot “debe dirigirse al Estado de Israel y no a los jugadores individuales”, ya que estos no pueden cargar con las consecuencias de las decisiones de su gobierno, por lo que no debe haber discriminación ni sanciones contra deportistas por su origen o nacionalidad.
“Las selecciones nacionales que representan a Estados que cometen violaciones masivas de los derechos humanos sí pueden y deben ser suspendidas, como ha ocurrido en el pasado”, agregaron.
Israel ha sido objeto de varias sanciones en 2025, tanto por parte de países individuales como de bloques regionales, en respuesta a su ofensiva militar en Gaza. Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Noruega sancionaron a dos ministros israelíes de extrema derecha (Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich), congelando sus activos, prohibiendo su entrada y restringiendo relaciones comerciales. La Comisión Europea propuso aumentar impuestos a ciertas importaciones israelíes (especialmente agrícolas); sancionar a ministros israelíes responsables de Seguridad y Finanzas; y suspender beneficios comerciales por violaciones al acuerdo UE-Israel sobre derechos humanos.
Según la UE, el propósito no es “castigar” a Israel, sino presionar para mejorar la situación humanitaria en Gaza, detener la guerra y liberar a los rehenes.