Hamás estudia aceptar el plan de paz de Trump con “revisiones clave”

Los mediadores árabes presionan para que dé una respuesta positiva antes del vencimiento del ultimátum estadounidense

03 de Octubre de 2025
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Paz en Palestina

El tiempo pasa y queda cada vez menos margen para poner en marcha el plan de Trump sobre Gaza. La aceptación de Netanyahu fue inmediata, así como por parte de los principales actores de la comunidad internacional. Pero queda pendiente conocer la respuesta de Hamás. 

Hamás se encuentra inmerso en intensas consultas con facciones palestinas y mediadores regionales mientras estudia su respuesta al plan de paz de 20 puntos presentado por Donald Trump a comienzos de esta semana. Según fuentes cercanas a las negociaciones, el grupo islamista podría aceptar la propuesta como marco de negociación, pero solicitaría modificaciones importantes que podrían chocar con la postura estadounidense de “lo tomas o lo dejas”.

Contexto actual tras la presentación del plan de Trump

El presidente estadounidense dio a Hamás un plazo de "tres o cuatro días" para responder a su plan, advirtiéndole de que “pagarán en el infierno” si no firman el acuerdo. La propuesta, respaldada por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y por los principales líderes de la comunidad internacional, exige un alto el fuego inmediato, la liberación de los 48 rehenes en poder de Hamás en un plazo de 72 horas, el desarme completo del grupo y su renuncia a cualquier papel futuro en el gobierno de Gaza.

Divisiones internas que complican la respuesta

La información publicada revela que existen tensiones significativas dentro de Hamás: su liderazgo político en Doha y el ala militar en Gaza parecen no tener la misma postura. Según informes de la BBC, Izz al-Din al-Haddad, líder militar de facto de Hamás en la Franja, habría expresado su oposición al plan a los mediadores, considerando que está diseñado para “acabar con Hamás” independientemente de si acepta o rechaza la propuesta.

Mohammad Nazzal, veterano oficial de Hamás y miembro de su brazo político, ha explicado a medios árabes que el grupo no puede aceptar un acuerdo formulado unilateralmente: “Trump nos trata como si tuviéramos que aceptar este plan basándose en la conocida frase inglesa: o lo tomas o lo dejas. Esto es inaceptable en la práctica política”.

Los puntos del plan que no encajan

Las principales objeciones de Hamás se centran en varios aspectos críticos del plan de Trump:

Sobre la liberación de rehenes en 72 horas, Hamás considera que este plazo es demasiado ajustado y no puede garantizar la localización de todos los rehenes debido a los bombardeos israelíes continuos.

Retirada israelí gradual del territorio: El plan permite que Israel mantenga una “presencia perimetral de seguridad” indefinida, lo que contradice las demandas palestinas de retirada completa.

Desarme de Hamás: El grupo rechaza categóricamente entregar sus armas mientras continúe la “ocupación”, insistiendo en que solo lo considerará en el marco de un acuerdo político que garantice un Estado palestino independiente.

Gobierno de transición: La propuesta de crear un “Consejo de Paz” presidido por Trump e incluyendo al ex primer ministro británico Tony Blair genera resistencia entre los palestinos, que lo ven como otra forma de ocupación.

Los mediadores árabes intensifican la presión

Qatar, Egipto y Turquía están ejerciendo una presión coordinada sobre Hamás para que acepte el plan de Trump. El primer ministro qatarí Mohammed bin Abdulrahman Al Thani habría aconsejado a los líderes de Hamás que acepten el acuerdo, explicándoles que esta es “la mejor oferta que pudo conseguir para ellos” y que no mejorará.

El ministro de Exteriores egipcio, Badr Abdelatty, advirtió que si Hamás rechaza la propuesta, “sería muy difícil y naturalmente tendríamos más escalada”. Egipto ha dejado claro que no permitirá el desplazamiento forzoso de palestinos bajo ninguna circunstancia.

Las modificaciones que ha introducido Israel

Según información publicada por Axios, el plan presentado el lunes contiene cambios significativos solicitados por Netanyahu en el último minuto, lo que “enfureció a los responsables árabes” involucrados en las negociaciones. Según esta información, Israel consiguió introducir modificaciones que ralentizan y limitan su retirada de Gaza, además de endurecer los requisitos sobre el desarme de Hamás.

Netanyahu ha dado señales contradictorias sobre su compromiso con el plan. En declaraciones posteriores al anuncio, insistió en que las fuerzas israelíes “permanecerán en la mayor parte de la Franja de Gaza” y que Israel “se opondrá enérgicamente” a la creación de un Estado palestino, contradiciendo algunos elementos de la propuesta estadounidense.

El contexto humanitario agrava la urgencia

La guerra ha causado más de 66.000 muertes palestinas, según el Ministerio de Salud de Gaza, y organismos de la ONU han confirmado condiciones de hambruna en Ciudad de Gaza. La presión internacional para alcanzar un acuerdo se intensifica mientras continúan los bombardeos israelíes.

El plan de Trump incluye garantías para el flujo inmediato de ayuda humanitaria y promete la reconstrucción de Gaza bajo supervisión internacional, colocando a sus más de 2 millones de habitantes bajo la administración de una Fuerza Internacional de Estabilización.

¿Un nuevo enfoque o más de lo mismo?

Algunos analistas destacados expresan escepticismo sobre las posibilidades de éxito del plan. Diana Buttu, abogada palestina y exasesora legal del equipo negociador palestino, señala que “el fin del genocidio está vinculado a un enfoque colonial donde Israel, el perpetrador, y Estados Unidos, su financiador, determinan el futuro de aquellos a quienes están victimizando”.

El experto en Hamás de la Universidad de Tel Aviv, Michael Milstein, considera que no existe una verdadera división entre Gaza, Cisjordania y el liderazgo externo del grupo: “Todos se oponen a la cláusula de desarme, ya que la lucha es parte central de su identidad”.

Mientras el mundo espera la respuesta de Hamás, que podría llegar en las próximas horas, el plan de Trump representa tanto una oportunidad para terminar dos años de conflicto devastador como un test definitivo para evaluar la capacidad de negociación en una de las crisis más complejas de Oriente Medio. La decisión de Hamás no solo determinará el futuro inmediato de Gaza, sino que podría redefinir el equilibrio geopolítico regional durante los próximos años.

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