El relato triunfalista de Ayuso sobre la economía madrileña

La presidenta de la Comunidad de Madrid presume de crecimiento y de atraer inversión extranjera, pero omite desigualdad, deuda y el impacto real en la ciudadanía. Su discurso mezcla datos ciertos con propaganda política

23 de Septiembre de 2025
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Isabel Díaz Ayuso inaugura la segunda edición de Madrid Investment Fórum, encuentro para exponer las ventajas competitivas de la región
Isabel Díaz Ayuso inaugura la segunda edición de Madrid Investment Fórum, encuentro para exponer las ventajas competitivas de la región, CAM

Isabel Díaz Ayuso inauguró la segunda edición del Madrid Investment Forum con un discurso que sonó más a mitin que a presentación institucional. Ante empresarios e inversores, la presidenta aseguró que “Madrid es el mejor lugar para invertir y para vivir” y lanzó un listado de cifras económicas que, analizadas con lupa, presentan una realidad menos brillante de la que ella pinta. Su tono triunfalista no mencionó los problemas de vivienda, el precio de la energía o la saturación de los servicios públicos, cuestiones que afectan a diario a millones de madrileños.

Ayuso reivindicó que la Comunidad de Madrid es “puerto seguro en mitad de una tormenta global”, una región alegre que “apuesta por el azar y la iniciativa” y donde “el que arriesga tiene oportunidades”. Sin embargo, la radiografía económica no puede limitarse a las grandes cifras, sino que debe incluir su distribución social, el coste de vida y la capacidad real de la población para prosperar.

Datos económicos de la Comunidad de Madrid
Datos económicos de la Comunidad de Madrid

Lo que es cierto: crecimiento y atracción de capital

Algunos de los datos presentados por Ayuso sí están respaldados por fuentes oficiales. Por ejemplo, es verdad que el PIB madrileño creció un 2,9 % interanual en el segundo trimestre, superando la media nacional. También es correcto que en 2024 la región atrajo 25.812 millones de euros en inversión extranjera, el segundo mejor registro de su historia. Madrid concentra buena parte del capital internacional que llega a España, algo que la convierte en un polo de atracción empresarial y en el principal centro de servicios financieros del país.

Incluso es plausible su afirmación de que, desde 2019, Madrid ha crecido un 10 %, 2,7 puntos por encima de la media española y muy por encima de la zona euro, especialmente si se considera el fuerte rebote tras la pandemia. En este sentido, es innegable que la economía madrileña es una de las más dinámicas del Estado.

Datos económicos de la Comunidad de Madrid 1
Datos económicos de la Comunidad de Madrid 1

Las medias verdades: PIB, recaudación y paro

El problema llega cuando Ayuso utiliza esos datos para construir un relato de superioridad casi absoluta. Que Madrid aporte el 20 % del PIB español puede ser cierto, pero no significa que todos sus habitantes vivan mejor. Los salarios no han crecido al mismo ritmo que la riqueza, la vivienda se ha disparado hasta niveles inasumibles para miles de familias y las brechas de desigualdad se ensanchan.

Aún más discutible es la cifra de que Madrid genera el 45 % de la recaudación nacional y atrae el 70 % de la inversión extranjera. Los estudios de inversión extranjera directa sitúan a Madrid en torno a dos de cada tres euros, pero depende del tipo de inversión que se mida y del origen de los fondos. Presentar estas cifras sin aclaraciones es una forma de magnificar el éxito y minimizar el resto de comunidades.

Tampoco se puede afirmar sin matices que Madrid tenga la menor tasa de paro juvenil o que “lidere” la creación de empleo de forma sostenida. En algunos trimestres es cierto, en otros no. Los datos de paro juvenil cambian de forma significativa según el trimestre y la metodología utilizada, por lo que su frase, en el mejor de los casos, es una verdad parcial.

Los puntos más cuestionables: fiscalidad y deuda

Donde el discurso de Ayuso se aleja más de la realidad es en la parte fiscal. “Somos la única comunidad autónoma sin impuestos propios, con los tributos más bajos de España”, proclamó. Esta frase es más eslogan que dato. Madrid sí tiene tributos autonómicos, como todas las comunidades, aunque aplica bonificaciones importantes en sucesiones, donaciones y patrimonio. Sin embargo, no es correcto decir que todos sus impuestos son los más bajos del país: otras regiones también tienen rebajas importantes o directamente no aplican ciertos tributos.

Más grave aún es la frase “nos financiamos en los mercados con responsabilidad, sin dejar deudas que lastren a las generaciones futuras”. La Comunidad de Madrid tiene deuda pública, como todas las autonomías, y aunque es cierto que su nivel relativo es de los más bajos, no se puede afirmar que no exista carga financiera futura. Hay compromisos de pago, proyectos de infraestructura y gasto en servicios públicos que se financian mediante endeudamiento. Presentar la situación como si no hubiera obligaciones para las siguientes generaciones es, simplemente, falso.

Lo que Ayuso no cuenta

El discurso estuvo plagado de elogios a la “marca Madrid” y a la “libertad” económica, pero no mencionó las consecuencias sociales del modelo. No habló de los precios de alquiler, que han subido más de un 40 % en la última década, ni de la expulsión de población joven a municipios lejanos. Tampoco de las listas de espera sanitarias, ni de los problemas de financiación de la educación pública. Presentar a Madrid como un paraíso sin reconocer sus sombras es una forma de propaganda política.

Además, Ayuso olvida mencionar que buena parte del crecimiento económico de Madrid está vinculado a su papel de capital: las sedes de grandes empresas, la administración central y el efecto de “aspiradora fiscal” que provoca que tributen en Madrid compañías que operan en toda España. Esto genera un sesgo en las cifras de recaudación y PIB que beneficia a la región, pero no es mérito exclusivo de su gobierno.

Un discurso para convencer inversores, no ciudadanos

En definitiva, el discurso de Ayuso tiene una base de datos cierta pero está construido para lanzar un mensaje triunfalista que no refleja todos los matices. Hablar de “tierra de oportunidades” mientras se omiten los problemas de desigualdad y el encarecimiento de la vida es ofrecer un relato incompleto.

Madrid es, sin duda, una región dinámica y atractiva para la inversión, pero eso no significa que sea el paraíso que describe Ayuso. Los madrileños pagan alquileres cada vez más altos, soportan un transporte saturado y ven cómo la sanidad y la educación pública pierden recursos frente al sector privado. Si se quiere presumir de éxito económico, conviene también hablar de cómo se reparten sus frutos.

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