Isabel Díaz Ayuso volvió de Texas con un relato grandilocuente y un estribillo: “Pedro Sánchez ha dado la vuelta al mundo cinco veces”. La frase busca ridiculizar la agenda exterior del presidente del Gobierno. El problema es que confunde planos: el presidente tiene la obligación constitucional de representar a España en el exterior; una presidenta autonómica, no.
La Constitución lo deja claro. El artículo 97 atribuye al presidente del Gobierno la dirección de la política interior y exterior y la representación ante otros Estados y organizaciones internacionales, función que comparte con el jefe del Estado. Y el artículo 149 reserva al Estado las relaciones internacionales. El Estatuto de Autonomía de Madrid y la Ley 2/1983 no otorgan a su presidenta competencias diplomáticas ni capacidad para firmar acuerdos internacionales vinculantes.
Cumpleaños, Fórmula 1 y convenios sin cifras
El quinto viaje de Ayuso a Estados Unidos coincidió por segunda vez con su cumpleaños. Esta vez eligió Austin (Texas) para “conocer de primera mano cómo se organiza” una carrera de Fórmula 1. Se dejó ver en el Gran Premio de las Américas, posó con Carlos Sainz y proclamó que “es algo que hay que ver desde dentro”.
El Gobierno regional defendió que la expedición buscaba inversiones y contactos tecnológicos. Sin embargo, los “acuerdos” anunciados se presentan sin importes, sin calendario y sin compromisos verificables. Ni Amazon ni Cloudera han comunicado inversiones directas ligadas a este periplo. Tampoco se conocen los costes del viaje, las dietas del equipo o los detalles de protocolo. El resultado tangible para la ciudadanía madrileña sigue sin aparecer.
Sin competencia exterior y sin control
Ayuso pretende construir la idea de una “diplomacia madrileña”. Es una ficción política. Las comunidades autónomas pueden realizar acciones de promoción o cooperación técnica, pero no diplomacia. Por eso, sus “viajes oficiales” son, en esencia, operaciones de imagen financiadas con dinero público.
En paralelo, la agenda exterior de Moncloa es verificable y está sujeta a control institucional. El presidente participa en la ONU, la OTAN, el G7, el G20 y el Consejo Europeo, coordina posiciones comunes y negocia marcos regulatorios y económicos. Ese trabajo ha traído acuerdos energéticos, apoyo europeo a los planes de inversión y un aumento de la inversión extranjera. Eso es política exterior.
Ruido en la Asamblea para esquivar las cuentas
Tras su regreso, el pleno en la Asamblea derivó en reproches y desvíos. Ayuso arremetió contra el fiscal general y contra la oposición, y recuperó comparaciones estrambóticas con viajes de otras administraciones. Su portavoz llegó a citar a Manuela Carmena para hablar de “magdalenas”. Todo, menos detallar el coste y los frutos del viaje a Texas. La portavoz socialista, Mar Espinar, preguntó quién pagó las entradas de la Fórmula 1 y resumió el fondo: “Los madrileños no ganan nada con los viajes de la presidenta”.
La magnitud de la que presume se parece más a un espectáculo mediático que a una política pública. Un circuito urbano puede ser una apuesta de ciudad, pero no convierte a su promotora en una figura diplomática ni justifica viajes de cortesía sin memoria económica.
El contraste real: cumbres frente a photocalls
Comparar a una presidenta autonómica con quien dirige la acción exterior del Estado no es solo un error de categoría; es engañoso para la ciudadanía. Mientras Sánchez asiste a cumbres del G20, la ONU o el Consejo Europeo y defiende intereses nacionales —energía, comercio, seguridad o inteligencia artificial—, Ayuso encadena photocalls sin competencias ni resultados mensurables.
La diferencia es sustancial: los viajes del presidente se miden por acuerdos, votos e inversiones; los de Ayuso, por fotos, titulares y silencios presupuestarios. La diplomacia no es un plató: es negociación, rendición de cuentas y efectos en la vida de la gente.
Datos que desmontan la comparación: política exterior frente a viajes de cumpleaños
- Isabel Díaz Ayuso: cinco viajes a Estados Unidos desde 2021 (dos coincidieron con su cumpleaños). Sin competencias exteriores. Costes no publicados. Inversiones directas: no confirmadas. Objetivos declarados: “atraer inversión” y “promocionar la Fórmula 1”.
- Pedro Sánchez: más de 60 citas internacionales (ONU, G20, UE, OTAN, COP). Competencias exteriores plenas (art. 97 CE). Resultados: aumento de la inversión extranjera, presidencia rotatoria del Consejo de la UE en 2023, acuerdos estratégicos y liderazgo en reconocimientos diplomáticos.
Ayuso puede presumir de visibilidad, pero la visibilidad no es política exterior. Sin competencias, sin cifras y sin retornos verificables, sus escapadas son marketing con dinero público. La representación internacional de España corresponde al Gobierno y al jefe del Estado. Mezclarlo a sabiendas es propaganda; aceptarlo sin preguntar, un flaco servicio al interés de la ciudadanía madrileña.