El presidente estadounidense Donald Trump, anunció el jueves 25 de septiembre una nueva batería de aranceles que marca un punto de inflexión en su política comercial global. La medida más impactante es la imposición de un arancel del 100% a cualquier producto farmacéutico de marca o patentado que no sea fabricado en Estados Unidos, una decisión que entrará en vigor el próximo 1 de octubre de 2025.
Esta medida representa la política comercial más severa del magnate republicano, desde la imposición de aranceles recíprocos en abril a prácticamente todos los socios comerciales estadounidenses en el mundo. Trump comunicó la decisión a través de su plataforma Truth Social, donde especificó que las empresas farmacéuticas quedarán exentas “si están construyendo su planta de fabricación farmacéutica en Estados Unidos”.
El contexto de una decisión sin precedentes
La medida surge en un momento crítico para la industria farmacéutica global. En 2024, Estados Unidos importó casi 233.000 millones de dólares en productos farmacéuticos y medicinales. La Unión Europea es el principal proveedor, exportando 119.800 millones de euros (22,5% de todas sus exportaciones a Estados Unidos) en medicamentos al mercado estadounidense en 2024.
Michael Wan, economista del banco japonés MUFG en Singapur, considera que aunque la definición de Trump “es ambigua”, se espera que no incluya los medicamentos genéricos enviados por países como India. Esta distinción es crucial, ya que los medicamentos genéricos representan el 90% de las prescripciones en Estados Unidos.
La respuesta europea: entre el alivio y la preocupación
La Federación Europea de Industrias Farmacéuticas (EFPIA) reaccionó de inmediato, calificando la medida como potencialmente “la peor de las situaciones”. Nathalie Moll, directora general de EFPIA, advirtió que estos impuestos “aumentan los costos, perturban las cadenas de suministro e impiden que los pacientes obtengan tratamientos vitales”.
La Unión Europea expresó confianza en que los medicamentos europeos estarán protegidos por el acuerdo comercial alcanzado en julio con Estados Unidos. Según este acuerdo, los aranceles a productos farmacéuticos europeos no superarán el 15%, significativamente menor que el 100% anunciado por Trump.
Un portavoz de la Comisión Europea destacó que “este límite definitivo del 15% para las exportaciones de la UE sirve como salvaguarda contra la perspectiva de aranceles elevados para los actores económicos europeos. La UE es el único socio comercial que ha logrado este resultado con Estados Unidos”.
La industria farmacéutica acelera sus inversiones en Estados Unidos
La amenaza de aranceles ha desencadenado la mayor oleada de inversiones farmacéuticas en la historia estadounidense. Las principales compañías farmacéuticas han comprometido más de 270.000 millones de dólares para expandir su capacidad de fabricación estadounidense en los próximos 5-10 años.
Eli Lilly lidera esta carrera con un compromiso sin precedentes de 50.000 millones de dólares desde 2020, incluyendo la reciente construcción de una planta de 6.500 millones de dólares en Houston, Texas. La instalación, que comenzará operaciones en 2030, generará 615 empleos permanentes y 4.000 empleos de construcción.
Otras empresas han seguido el ejemplo. Novartis anunció inversiones de 23.000 millones de dólares en seis plantas de producción estadounidenses, mientras que Roche prometió invertir 50.000 millones de dólares en nueve nuevas instalaciones.
Las implicaciones para el sistema sanitario estadounidense
La medida genera preocupación sobre el impacto en los costos sanitarios para los consumidores estadounidenses. Según Pascal Chan, vicepresidente de política estratégica de la Cámara de Comercio de Canadá, los aranceles podrían dañar la salud de los estadounidenses con “aumentos inmediatos de precios, sistemas de seguros presionados, escasez hospitalaria y el riesgo real de que los pacientes racionen o renuncien a medicamentos esenciales”.
Los hospitales se enfrentan a un doble problema, ya que como principales compradores de medicamentos, experimentarán aumentos directos de costos que podrían añadir un 20% a sus gastos en medicamentos. La política también amenaza con empeorar la crisis de escasez de medicamentos, con 323 alertas de escasez activas reportadas a principios de 2024.
Una estrategia más amplia de relocalización industrial
Los aranceles farmacéuticos forman parte de una estrategia comercial más amplia. Trump también anunció aranceles del 25% a camiones pesados, 50% a armarios de cocina y tocadores de baño, y 30% a muebles tapizados. Estas medidas se justifican por motivos de “seguridad nacional” y para proteger la industria manufacturera estadounidense.
La decisión se enmarca dentro de las investigaciones de seguridad nacional bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que permite al gobierno imponer aranceles sin intervención del Congreso si las importaciones se consideran una amenaza para la seguridad nacional.
Trump había previamente amenazado con aranceles farmacéuticos que podrían alcanzar hasta el 250% durante su entrevista con CNBC en agosto. La escalada gradual propuesta inicialmente contemplaba aumentos del 150% en un año y medio, llegando eventualmente al 250%.
El panorama global y las perspectivas futuras
Australia, que exportó productos farmacéuticos valorados en 1.350 millones de dólares a Estados Unidos en 2024, criticó la decisión. El ministro australiano de Salud, Mark Butler, señaló que “no es beneficioso para los consumidores estadounidenses imponer un precio más alto a las exportaciones australianas hacia América”.
La medida refleja un cambio fundamental en las políticas comerciales tradicionales. Según EFPIA, la propuesta “rompe un compromiso de 30 años entre gobiernos para proteger a los pacientes eliminando aranceles sobre medicinas innovadoras”.
Con un informe final de la investigación de seguridad nacional esperado para el 27 de diciembre de 2025 y una decisión presidencial prevista para marzo de 2026, la industria farmacéutica global se prepara para una reconfiguración significativa de las cadenas de suministro internacionales, mientras los pacientes estadounidenses enfrentan la perspectiva de mayores costos en medicamentos esenciales.