El cofundador de Microsoft, Bill Gates, ha sacudido el debate internacional sobre cambio climático al publicar un extenso memorándum en el que se distancia radicalmente de la narrativa apocalíptica que él mismo había defendido durante años. “Aunque el cambio climático tendrá graves consecuencias, especialmente para las personas de los países más pobres, no conducirá a la desaparición de la humanidad”, afirma Gates en su texto publicado este martes en su blog personal.
El documento, divulgado apenas dos semanas antes de la cumbre climática COP30 que se celebrará en Belém (Brasil) del 10 al 21 de noviembre, representa un giro de 180 grados respecto al tono alarmista que el multimillonario había adoptado en los últimos años, particularmente en su libro de 2021 Cómo evitar un desastre climático.
El memorándum de las “tres verdades duras”
Gates estructura su nueva posición en torno a lo que denomina “tres duras verdades sobre el clima”: que el cambio climático no destruirá la civilización, que la temperatura no es el mejor indicador de progreso y que la salud y la prosperidad son las defensas más sólidas frente a la desestabilización climática.
“La gente podrá vivir y prosperar en la mayoría de los lugares de la Tierra en el futuro previsible”, escribe el empresario, que cumplió 70 años esta semana. El "filántropo" critica duramente lo que considera una “perspectiva apocalíptica” que está provocando que la comunidad climática se concentre demasiado “en los objetivos de emisiones a corto plazo”, desviando recursos de las estrategias que considera más efectivas.
En una mesa redonda con periodistas previa a la publicación, Gates expuso con claridad su nueva prioridad: “Si tuviera que elegir entre erradicar la malaria y un aumento de una décima de grado en el calentamiento, dejaré que la temperatura suba 0,1 grados para acabar con la malaria. La gente no entiende el sufrimiento que existe hoy”.
Un cambio estratégico tras dos décadas de activismo climático
El viraje resulta especialmente llamativo viniendo de quien ha sido uno de los principales mecenas privados de la lucha contra el cambio climático. Desde 2015, Gates ha invertido miles de millones de dólares a través de su fondo Breakthrough Energy Ventures en tecnologías limpias y startups climáticas. El fondo cerró en 2024 su tercer vehículo de inversión con 839 millones de dólares, convirtiéndose en el mayor fondo climático del año.
Sin embargo, la organización ha experimentado cambios drásticos recientemente. En marzo de 2025, Breakthrough Energy despidió a decenas de empleados, incluyendo todo su equipo de políticas públicas en Estados Unidos y Europa, así como el personal dedicado a alianzas con otras organizaciones climáticas. Según The New York Times, “el cambio muestra cómo Gates está reestructurando su imperio para la era Trump”.
El propio Gates reconoce en su memorándum que proyecta un calentamiento de entre 2 y 3 grados Celsius para 2100, muy por encima del objetivo de 1,5°C del Acuerdo de París. No obstante, presenta datos optimistas: en la última década, las proyecciones de emisiones para 2040 han caído de 50.000 millones de toneladas de CO₂ anuales a 30.000 millones, una reducción del 40%.
La trayectoria de Gates: del tecnooptimismo al pragmatismo
Desde que fundó Breakthrough Energy en 2015, Gates ha respaldado más de 150 empresas climáticas, muchas de las cuales se han convertido en referentes del sector como Fervo Energy y Redwood Materials. Su estrategia se ha centrado en reducir lo que denomina la “Prima Verde”, el coste adicional de las alternativas limpias frente a las opciones contaminantes.
No obstante, su historial ha sido objeto de críticas. Un análisis del medio Jacobin reveló que entre 2019 y 2023, el valor de las participaciones del Gates Foundation Trust en combustibles fósiles aumentó más del 30%, de 216 a 287 millones de dólares, pese a que Gates había anunciado en 2021 la desinversión completa en petróleo y gas. La investigación señala que la fundación mantuvo inversiones en BP (23 millones en acciones y 4,6 millones en bonos) y Occidental Petroleum (8,4 millones en bonos).
Reacciones científicas: respaldo y condena
El memorándum ha desatado un intenso debate en la comunidad científica. El climatólogo Michael Mann, director del Penn Center for Science, Sustainability & the Media, calificó las declaraciones de Gates como “profundamente equivocadas”. “Bill Gates es profundamente equivocado sobre el clima. No existe una amenaza mayor para las naciones en desarrollo que la crisis climática. Lo está interpretando todo al revés”, declaró Mann.
Rachel Cleetus, directora de política senior del programa climático y energético de la Unión de Científicos Preocupados, fue aún más contundente: “El señor Gates ha establecido un marco erróneo que contrapone la mejora de la calidad de vida a los objetivos de temperatura y emisiones basados en la ciencia; de hecho, los dos están intrínsecamente conectados”. Cleetus subrayó que “el clima cálido está socavando directamente los objetivos de erradicación de la pobreza y desarrollo humano en todo el mundo”, citando como ejemplo el huracán Melissa.
Daniel Swain, científico climático de la Universidad de California en Agricultura y Recursos Naturales, señaló a Gizmodo que “el problema es que el cambio climático no está divorciado de la pobreza, o la inequidad en salud, o la inseguridad alimentaria. Más bien, el cambio climático exacerba profundamente estas amenazas humanitarias”.
Sin embargo, otras voces han sido más moderadas. Johannes Ackva, de Founders Pledge, sugiere que Gates ha redirigido su enfoque hacia la pobreza y la salud global tras los recortes en la ayuda internacional de Estados Unidos. David Callahan, de Inside Philanthropy, cree que es una maniobra para “moverse hacia el centro” político y evitar confrontaciones en un contexto dominado por gobiernos escépticos del cambio climático.
Inversiones y contradicciones: el legado complejo de Gates
A lo largo de dos décadas, Gates ha construido un imperio filantrópico enfocado en salud global y desarrollo, con la Gates Foundation invirtiendo decenas de miles de millones en proyectos contra el VIH/SIDA, tuberculosis y malaria. En paralelo, Breakthrough Energy ha canalizado 2.200 millones de dólares en más de 160 startups desde 2015.
El enfoque de Gates ha priorizado sectores difíciles de descarbonizar como el almacenamiento de energía a escala de red, combustibles líquidos, microrredes para África e India, materiales de construcción alternativos y energía geotérmica. Entre sus inversiones destacan 75F, que utiliza tecnología para hacer edificios inteligentes y reducir el consumo energético, y Sparkmeter, que proporciona acceso a electricidad en comunidades desatendidas mediante medidores inteligentes.
Sin embargo, el estilo de vida del multimillonario ha sido objeto de crítica. Un informe de 2019 de la Universidad de Lund estimó que un viaje en su avión privado emitía las emisiones anuales medias de 105 personas. Gates afirma compensar completamente su huella de carbono con “créditos de carbono legítimos”.
¿Un giro en el discurso oficial sobre el clima?
El memorándum de Gates se produce en un momento de profunda transformación del debate climático global. El secretario general de la ONU, António Guterres, admitió en octubre que “una cosa está clara: no lograremos contener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados en los próximos años. El rebasamiento es ahora inevitable”. Esta declaración confirma que el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París de 2015 ya no es alcanzable.
Simultáneamente, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha marcado un giro radical en la política climática estadounidense. En sus primeros 100 días de mandato en 2025, Trump retiró nuevamente a Estados Unidos del Acuerdo de París, canceló todas las contribuciones financieras relacionadas con el cambio climático y dejó sin asistencia económica al Fondo de Pérdidas y Daños. La ONG británica Carbon Brief calcula que la marcha atrás en políticas ambientales puede traducirse en la emisión extra de 4.000 millones de toneladas métricas de CO₂ de aquí a 2030.
En este contexto, el cambio de discurso de Gates parece reflejar una adaptación a la nueva realidad política y científica.
La COP30 como punto de inflexión
La cumbre climática COP30 de Belém, Brasil, se celebra en un momento crucial: se cumplen diez años del Acuerdo de París. La Presidencia brasileña ha definido el encuentro como “la COP de la implementación” y “la COP de la verdad”, priorizando precisamente la adaptación climática y el desarrollo humano que Gates defiende en su memorándum.
Los seis pilares de la Agenda de Acción de la COP30 abarcan energía, industria y transporte; bosques, océanos y biodiversidad; agricultura y sistemas alimentarios; ciudades, infraestructura y agua; desarrollo humano y social; y temas transversales vinculados con financiamiento, tecnología y desarrollo de capacidades. Brasil ha publicado ocho cartas a la comunidad internacional convocando a colocar la adaptación “al centro de la agenda global como un paso decisivo en la evolución humana y en la supervivencia colectiva”.
En España, el presidente Pedro Sánchez anunció en septiembre que el país se adherirá a la Iniciativa Global para la Integridad de la Información sobre Cambio Climático. “La desinformación no sólo crea confusión y difunde noticias falsas; en el ámbito de la emergencia climática, pone además en riesgo vidas y bienes. La desinformación climática mata”, explicó Sánchez. El Gobierno español también ha presentado una propuesta de Pacto de Estado frente a la emergencia climática, destinado a reforzar los mecanismos de adaptación, mitigación y recuperación.