Esta semana se abrió la preventa del humanoide doméstico Neo 1X: 20.000 $ en compra “Early Access” o 499 $/mes (compromiso mínimo de seis meses), con entregas en EE. UU. en 2026 y despliegue internacional a partir de 2027. El pedido se asegura con 200 $ reembolsables. El anuncio corporativo llegó el 28 de octubre de 2025 y tiendas como Walmart lo pusieron en sus catálogos entre el 29 y el 30. Tres colores, 22 dB y tareas tan glamorosas como poner la lavadora y el lavaplatos, doblar ropa o sacar la basura. Nada mal para inaugurar la categoría del “mayordomo con API”.
Los fabricantes prometen tareas domésticas prosaicas—poner la lavadora, doblar ropa, recoger, sacar basura—con un toque de ciencia ficción comestible y, cuando se atasca, supervisión remota de un experto humano en “Modo Experto”.
Debajo del marketing hay un detalle relevante: Redwood AI (participada por OpenAI), pone a la venta el modelo generalista de 1X para visión-lenguaje-acción. Neo llega con autonomía básica y un contrato para aprender. Sí, tu mayordomo aprende mirando cómo limpias. No es nada nuevo, Es la base de datos de situaciones y experiencias que hay que ir rellenando, como lo han hecho ya Tesla y Waimo en los coches si conductor.
Ahora, la servilleta de bar. Popularmente se resume la Ley de Moore como “cada año, doble de potencia por la mitad de precio”. Tome 20.000 $ hoy y parta por dos durante cinco años: 10.000 → 5.000 → 2.500 → 1.250 → ~625 $ en 2030, mientras la “capacidad” se multiplica por 32. Moore habló de densidad de transistores, pero la industria la convirtió en una regla cultural: más por menos en cada ciclo. La aritmética no es promesa; es la brújula para entender lo que pasará cuando el software entra en escena.
El matiz acelerador lo puso Jevons en 1865 y hoy lo recuerdan la energía y la IA: cuando el “servicio” se abarata, se usa más. Rebote, “backfire”, como prefiera. Si el coste por hora-hogar baja, aumentan las horas contratadas y surgen nuevos usos y necesidades (inventarios de despensa, micro-logística, acompañamiento, cocina, cuidado de personas y animales, vigilancia pasiva). Si un Neo cuesta 20.000 $ hoy y unos pocos miles mañana, pasaremos de “un robot por edificio” a “el del piso y uno más para cuidar a la abuela, que así nos ahorramos la residencia”.
Pero el futuro de Neo no lo decide la ingeniería sola, sino la disposición a pagar. El mercado del móvil dejó el manual: Good-Better-Best. Se diseña desde el precio objetivo de cada segmento (edad, clase, contexto), no desde el coste marginal de los tornillos. Resultado: un básico para quien quiere “que ordene”, un medio para familias con garantías y repuestos, y un premium con integración domótica y soporte prioritario, que te hará masajes mientras tomas el cóctel que te ha preparado. No espere que un humanoide generalista cueste menos que una aspiradora: destruiría la escalera de precios que maximiza margen. Por eso el precio de 20.000 de Neo es una ancla psicológica de categoría, del mismo modo que los flagship del smartphone normalizaron el peldaño de 1.000 €. o en su momento el PC fue de un millón de pesetas. “Dime cuánto quieres pagar y te doy tecnología para ese precio” no es cinismo: es estrategia. Sencillamente, cuando vayan apareciendo nuevas características, las anteriores irán descendiendo de categoría, y así cambiar de robot cada cierto tiempo determinado.
Se ha fijado, pues, el precio de la gama alta, al menos para los próximos años.
¿Día para apuntarlo al calendario? Sí. Igual que lo fueron el 12 de agosto de 1981 (venta del IBM PC), el 29 de junio de 2007 (primer iPhone), o el 30 de noviembre de 2022 (salida pública de ChatGPT basada en GPT-3.5). No porque Neo ya planche mejor que tu madre, sino porque normaliza la idea de un agente físico universal en casa. A partir de aquí, la curva de aprendizaje no la marcan las demos virales, sino los costes marginales y su derivada cultural: cuando el precio cae, el hábito se instala. Y cuando el hábito se instala, Jevons se frota las manos.
Mientras se discute si un humanoide en la cocina es progreso o performance, 1X ya ha encontrado el tono: estética neutra, “soft-robotics” amable y promesas de privacidad… gestionadas desde la nube. En las próximas iteraciones, veremos menos épica y más letra pequeña: garantías, actualizaciones, repuestos, seguros, normativa de responsabilidad y protección de datos. El resto—la épica de “el primer día”—ya está escrito: precios para abajo, adopción para arriba.