El sinhogarismo alcanza ya a los trabajadores en activo en la España de Pedro Sánchez

Crece de manera imparable el número de personas que se ven obligadas a vivir en la calle pero que tienen trabajo, lo que demuestra que el motor económico de Europa, como señalan desde Moncloa, es sólo para unos pocos

19 de Diciembre de 2025
Actualizado a las 12:10h
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Pobreza españa sanchez
Personas buscando comida en los contenedores de basura | Foto: Pixabay

La imagen del sinhogarismo en España suele reducirse a personas durmiendo en la calle o haciendo largas colas frente a comedores sociales. Sin embargo, esta es solo la punta del iceberg. Existe una realidad menos visible, pero igualmente preocupante: aquellos que pierden su empleo, cuyas nóminas son insuficientes para poder sobrevivir, no pueden pagar el alquiler o se quedan sin hogar tras una catástrofe natural.

Según ha declarado Juan Manuel Rodilla, director de Intervención e Innovación Social de San Juan de Dios Valencia, a la Agencia EFE las personas que viven permanentemente en la calle representan apenas el 10% del fenómeno. El restante 90% lo constituyen quienes enfrentan esta situación de manera temporal, acogidos por familiares o mediante recursos públicos. Esta cifra, extrapolada a nivel nacional, podría afectar a dos millones de personas en España, es decir, el 4% de la población.

La tipología europea define como personas sin hogar a quienes no pueden acceder ni conservar un alojamiento adecuado, permanente y estable, ya sea por razones económicas, sociales o personales. Esto incluye a quienes viven a la intemperie, duermen en albergues, enfrentan la amenaza de desahucio o residen en viviendas inseguras o inadecuadas, como chabolas, caravanas o hogares con hacinamiento.

Rodilla advierte que la sociedad suele asociar el sinhogarismo con casos crónicos, donde se combinan problemas de salud mental y adicciones. Sin embargo, la prevención es clave: cuanto más tiempo permanece una persona en la calle, mayor es el trauma acumulado y más compleja se vuelve su atención.

Jóvenes, familias y trabajadores pobres: los nuevos rostros del sinhogarismo

En la última década han emergido dos perfiles particularmente significativos: jóvenes desempleados y madres solteras con hijos. Hace diez años, era raro ver a una madre con un hijo en situación de calle; hoy, en la España de Pedro Sánchez que presume de ser el "motor económico de Europa" estos casos son cada vez más frecuentes en los centros de acogida. El incremento del precio de la vivienda frente a salarios cada vez más bajos provoca que un retraso en el pago de nóminas o la pérdida de empleo pueda desencadenar la pérdida del hogar.

Otro fenómeno creciente es el de los trabajadores pobres que, a pesar de tener empleo, no pueden costear una vivienda y deben recurrir temporalmente a recursos de atención a personas sin hogar. 

Riesgo de pobreza laboral en España

Los últimos datos publicados por Eurostat muestran que el 11,2% de los trabajadores españoles se encuentran en riesgo de pobreza, situando a España como el tercer país con peor registro de la Unión Europea, por detrás de Luxemburgo (13,4%) y Bulgaria (11,8%). Esta cifra refleja que el riesgo de pobreza no afecta únicamente a desempleados, sino también a personas empleadas con ingresos insuficientes para cubrir necesidades básicas como vivienda y alimentación.

El informe evidencia además que el riesgo afecta más a los hombres (12,1%) que a las mujeres (10,1%), aunque la media europea se sitúa en un 8,2%. Estos datos subrayan la urgencia de políticas que aborden no solo el sinhogarismo crónico, sino también la vulnerabilidad temporal derivada de la precariedad laboral.

El sinhogarismo en España es un fenómeno mucho más amplio y complejo de lo que aparenta la mirada superficial. La combinación de precariedad laboral, desajuste entre salarios y vivienda y catástrofes naturales está ampliando el espectro de quienes pueden perder su hogar. Ignorar esta realidad implica no solo condenar a la invisibilidad a millones de ciudadanos, sino también incrementar el riesgo de que situaciones temporales se vuelvan crónicas.

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