El Informe España 2025, elaborado por la Cátedra José María Martín Patino de la Universidad Pontificia Comillas con apoyo de la Fundación Ramón Areces, ofrece una fotografía amplia y documentada de las transformaciones del país. Entre sus conclusiones destaca un dato que explica buena parte del clima público actual: el 87% de las noticias sobre migración difundidas en redes son falsas. A partir de ahí, el estudio traza las líneas de presión que atraviesan la sociedad española: envejecimiento, dificultades materiales de la juventud, desigualdad patrimonial y un proceso continuado de secularización.
Un ecosistema social tensionado por desinformación, envejecimiento y precariedad juvenil
El informe sitúa la desinformación en torno a la migración como uno de los elementos que más condiciona el debate público. El porcentaje de contenidos falsos o manipulados —casi nueve de cada diez— contribuye a extender discursos de odio y percepciones distorsionadas sobre un fenómeno que, según recuerdan los autores, está directamente vinculado al futuro demográfico y económico del país.
Europa envejece de forma acelerada. La edad media se sitúa ya en 44,5 años y más del 21% de la población supera los 65. El estudio advierte que la tasa de dependencia, situada en el 33,4%, tensiona la sostenibilidad del Estado del bienestar. A largo plazo, el horizonte es aún más exigente: para 2100 podría haber un trabajador por cada 1,2 jubilados. El informe insiste en que este escenario obliga a reforzar la integración y diseñar políticas de gobernanza inclusiva.
Junto a esta presión demográfica aparece la situación de la juventud, que consolida una tendencia conocida pero no por ello menos significativa. La emancipación se retrasa: la edad media para abandonar el hogar familiar es de 30,4 años, frente a los 26,3 de la media europea. Los precios de la vivienda completan ese círculo: alquilar un piso completo supone hasta el 92% del salario medio joven, y la propiedad entre menores de 35 años ha pasado del 58% en 2017 al 27% en 2024. Ocho de cada diez jóvenes en alquiler desearían comprar, pero no pueden hacerlo.
El mercado laboral tampoco contribuye a estabilizar expectativas: el desempleo juvenil con estudios superiores alcanza el 6,9%, una de las cifras más elevadas de la Unión Europea. La renta mediana de los hogares jóvenes se ha reducido un 21,7% en veinte años, mientras que la de los mayores de 75 ha aumentado un 35%. El informe subraya que esta brecha genera asimetrías patrimoniales y generacionales cada vez más marcadas.
El análisis incorpora además la concentración de riqueza: el 10% más acaudalado concentra el 56,6% del total. Las herencias, que equivalen ya al 10% del PIB, se convierten en un factor decisivo para entender la desigualdad de oportunidades. En paralelo, el turismo aparece como segundo eje económico de debate. El estudio advierte sobre la insostenibilidad del modelo actual, por el impacto en la vivienda, la saturación de destinos y la presión medioambiental. Propone evolucionar hacia un turismo más responsable, equilibrado territorialmente y con mecanismos de redistribución efectivos.
Por último, el informe señala un cambio cultural profundo: el avance del proceso de secularización. El 40% de la población se declara sin religión —el 60% entre jóvenes—, triplicando el porcentaje del año 2000. Mientras los matrimonios religiosos se desploman, crece un pluralismo religioso que reúne ya al 10% de la población, con comunidades musulmanas, protestantes y ortodoxas en expansión. El conjunto dibuja un país en transición: más diverso, más envejecido, con desigualdades crecientes y un debate público condicionado por la desinformación. El informe no prescribe soluciones cerradas, pero plantea datos que permiten dimensionar los desafíos estructurales que España afrontará en las próximas décadas.