Es un agujero en el corazón. Es una bala que atraviesa mi vida entera: desde la niñez hasta el futuro, ya corto e incierto.
Robert Redford. Piensas en él y sonríes. Sonríes siempre. Le recuerdes como timador (El golpe), o un agente secreto o un pistolero (Dos hombres y un destino).
Queda.... la sensación de que siempre hacía lo que hubiese que hacer. Desde ayudar a los cineastas emergentes hasta apoyar a los desfavorecidos.
Y en esa palabra, desfavorecidos, de algún modo y en un momento u otro, se nos puede englobar a todos.
Nadie se libra de los golpes y del horror de la vida. Robert Redford en ningún momento ha dejado de estar ahí, para quien lo necesitase, solo había que meterse en un cine o poner en el reproductor una cinta de vídeo. Su bonhomía natural, impidiendo que nuestra alegría de vivir se desvaneciese en los malos momentos.
Vivirás siempre en el cine, indiscutible inspiración y ejemplo. En todo el cine que has hecho. Y vivirás eternamente en nosotros, en nuestras ilusiones y sueños.
Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, en lo que firmemente creo, sé que no podremos evitar, especialmente hoy y durante los próximos días, echarte de menos. Echarte muchísimo de menos. Robert. Maravilloso Robert Redford.
Excelsior