Para Lisardo Guarinos, cruzar el Atlántico es una travesía geográfica, es un viaje emocional y musical que une las dos orillas de su vida: España y Latinoamérica. Actor, cantante y eterno intérprete de emociones, Lisardo regresa a los escenarios con “Atlántico Tour 2026”, una gira que celebra las raíces compartidas del mundo hispano y reivindica las “músicas de ida y vuelta” que nos unen a través del tiempo y el océano.
Con una voz forjada en los grandes musicales de Madrid y México —y una carrera que ha conquistado tanto los teatros como la televisión—, Lisardo se presenta ahora en su versión más íntima y auténtica. Un artista maduro que, lejos de mirar atrás, se lanza a un nuevo desafío: cantar desde la verdad, con una orquesta de dieciséis músicos y el alma abierta de quien vuelve a casa sabiendo que su casa está en dos continentes.

1-Usted nació en Valencia, en una familia de artistas, y dio sus primeros pasos en el Festival de Benidorm. ¿Qué recuerdos guarda de aquellos comienzos y qué queda hoy de aquel joven que soñaba con vivir de la música?
Cuando uno está en la década de los 20 años, normalmente todo se vive con mucha alegría y energía. Verme de pronto cantando con una televisión nacional en directo, con 40 músicos a mis espaldas y dirigido por Eddy Guerín fue abrumador, al mismo tiempo maravilloso. De algún modo ahí empezó todo y a lo mejor ese recuerdo me ha llevado a este proyecto.
2-A lo largo de su trayectoria ha trabajado tanto en España como en México, en teatro musical y televisión. ¿Cómo ha influido esa experiencia entre dos mundos en su manera de entender el arte y la interpretación?
En una trayectoria profesional y vital todo suma y al mismo tiempo todo influye. México me acogió con los brazos abiertos y no tengo más que palabras de agradecimiento. Lógicamente España y México se parecen en muchas cosas, difieren en otras tantas y todo eso enriquece tu forma de ver el mundo e influye en tu trabajo. Podríamos decir que España es la raíz que lo inicia todo y México sería el tronco de mi árbol actual.

3-“Atlántico” es un proyecto que une las dos orillas del idioma y la emoción. ¿Cómo surgió la idea de rendir homenaje a esas músicas que viajan de un lado al otro del océano?
En cierto modo comparto la peripecia vital de millones de hispanoamericanos que han cruzado ese océano, en ambas direcciones, buscando una vida mejor o al menos, una vida diferente . Yo entiendo la música como el alimento del alma, así que esa música en común es de lo más importante que tenemos. Y así me gustaría que lo viviéramos
4-En esta gira le acompaña una gran orquesta de dieciséis músicos. ¿Qué puede esperar el público de este formato y qué importancia tiene la emoción en su manera de interpretar?
Lo cierto es que esa gran orquesta se debe a mi forma de entender este repertorio, volver a hacerlo como se hacía antes, sin trampa ni cartón, y porque además tener una gran orquesta detrás amplía las posibilidades y supone una energía extra o quizás simplemente se debe a las ganas de defenderme en el escenario de una manera musicalmente como yo lo siento.
A lo largo de la actuación, habrá partes de diferentes emociones, desde la alegría de una cumbia a la intimidad de un bolero. Habrá espacio para todo.
5-Ha dicho que este proyecto refleja su faceta más personal y honesta. ¿Qué le impulsó a dar este paso ahora, en este momento de su vida y de su carrera?
Tenía y tengo la sensación de que es el momento apropiado. En realidad es una idea que llevamos más de 20 años intentando llevar a cabo mi amigo y “hermano” Gabriel y yo, pero la vida nos iba poniendo otros objetivos a cada uno y ahora por fin es el momento. Ambos tenemos el tiempo y el espacio para hacerlo y nos hemos lanzado a la piscina. Arriesgamos nuestro capital de forma personal.
No podría decir si en un ataque de honestidad o en un momento de locura.

6-Después de “Atlántico Tour 2026”, ¿qué proyectos o sueños le ilusionan más en esta etapa y qué le falta por conquistar?
Siempre quedan objetivos por conquistar y escalones por subir, pero de momento el sueño es pasear este espectáculo por España, México y todos los países que nos den la oportunidad de presentarnos e intentar transmitir dos horas de felicidad como las que nosotros viviremos en el escenario. Con eso nos conformamos.