Es una pasada de tío. Cierto que no pone todo lo que pasa cada día, sólo lo que afecta a su propio mundo de un modo o de otro. Y lo hace desde el máximo de puntos de vista que se le ocurren, recurriendo a seudónimos como Carmelita Florez, Gabriel de Araceli, Champourcín o Terry Mangino. Escribiendo y con imágenes. Mezcla literatura con política, sociedad y lo que se le ocurre. Porque este tío es mucha gente. Como puede leerse en la nota que sigue. Alucina, carabina.
Ángel Aguado López nació en Madrid, 1957, cuando la ciudad aún olía a tinta fresca y a los sobacos de Franco. Estudió Periodismo en la Complutense y pronto cambió la palabra escrita por la imagen: reportero gráfico en Colpisa, en El País, en Diario 16. Ojos detrás de la cámara, dedos en el obturador, testigo de esa España que se inventaba democracia entre flashes.
Ganó el Premio Tiflos de narrativa en 2017 y un año después el Ciudad de Salamanca con Patagonia, novela donde resucita al naturalista Ángel Cabrera, que marchó de España a Argentina con un equipaje de fósiles y melancolía. Allí Aguado cruzó la literatura con la ciencia y le salió un mapa, un territorio narrado con la paciencia del fotógrafo y la imaginación del escritor.
Pero Aguado no sólo publica novelas y hace fotos, es el hombre orquesta que nutre una suerte de periódico él solo: Unamuno, Castilla, la memoria del ciclismo, un monasterio en otoño o el sabor de un guiso… Su pequeño mundo y todo lo que ve desde él.
Un periodista que se hizo novelista, un fotógrafo que se hizo cronista, un escritor que ha convertido su bicicleta en un amigo tan fiel como pudiera serlo un caballo. Ángel Aguado es, en definitiva, alguien que coloca su escaparate en medio del ruido para que miremos con calma. Y lo ignorado, de pronto, brilla.
Recomendamos, desde la razón, y también desde el corazón, a cualquier lector que se de un paseo, ideal hacerlo al menos una vez a la semana, por su ESCAPARATE IGNORADO.
Para entrar en su mundo, y alrededores, basta con pinchar el enlace de más abajo.
https://escaparateignorado.com/
De nada, bro, mi hermano.