España consolida la alianza política con América Latina en la Cumbre CELAC

La reunión en Santa Marta reafirma la cooperación birregional en comercio, inversión, gobernanza global y transición ecológica, en un contexto marcado por la incertidumbre internacional

10 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 16:06h
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Pedro Sánchez en la cumbre de la CELAC UE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez;  reiteró que España seguirá acompañando a América Latina y el Caribe en la construcción de estabilidad y desarrollo compartido. El mensaje se enmarca en la estrategia reactivada durante la Presidencia española de la UE, que relanzó el diálogo UE–CELAC tras años de interrupción diplomática.

La IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea, celebrada en Santa Marta (Colombia), ha puesto de relieve el interés por fortalecer la relación birregional en un momento de transición global. España actuó como interlocutora central, insistiendo en que la cooperación entre ambas regiones no responde únicamente a afinidades históricas o culturales, sino a la necesidad de articular respuestas coordinadas ante desafíos compartidos, desde la estabilidad económica hasta la transición energética y la regulación de nuevas tecnologías.

Durante la sesión plenaria, el presidente del Gobierno subrayó que Europa y América Latina pueden desempeñar juntas un papel estabilizador en un entorno internacional caracterizado por tensiones geopolíticas, competencia tecnológica y reconfiguración de alianzas. Recordó que fue durante la Presidencia española de la UE en 2023 cuando se relanzaron las reuniones entre UE y CELAC después de años de parálisis, con el objetivo de devolver continuidad y coherencia política al diálogo birregional.

Cooperación económica y marcos comerciales

La agenda económica ocupó un lugar central. España reiteró su posición favorable a la aprobación del acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur antes de fin de año, así como la necesidad de actualizar el Acuerdo Global con México para adaptarlo a un contexto comercial y tecnológico distinto al de su firma original. Ambas negociaciones apuntan a consolidar cadenas de suministro estables y reforzar la integración productiva en sectores estratégicos.

La intervención destacó también que España continúa siendo el primer inversor europeo en América Latina, un papel que se concreta en la participación activa en el programa europeo Global Gateway. De los 9.400 millones de euros comprometidos, 5.300 ya han sido movilizados para proyectos relacionados con conectividad digital, salud pública, infraestructuras sostenibles y transición verde. La orientación prioritaria es que la inversión contribuya a desarrollo territorial equilibrado, evitando modelos extractivos o dependientes.

Gobernanza internacional y presencia latinoamericana en la ONU

Otro eje relevante fue la defensa de que la próxima Secretaría General de Naciones Unidas sea ocupada por una mujer latinoamericana. La propuesta se planteó como reconocimiento a la contribución de la región en la defensa del multilateralismo y de las políticas de derechos, además de apuntar a la necesidad de mayor equilibrio en la representación internacional en los niveles de mayor responsabilidad.

La intervención insistió en que solo una arquitectura internacional basada en reglas permite abordar problemas transnacionales como la emergencia climática, las redes de crimen organizado, los efectos sociales de la inteligencia artificial o la justicia fiscal internacional. La articulación UE–CELAC se presentó así como espacio operativo, no únicamente declarativo.

La relación entre España y América Latina se sostiene, además, en una red densa de vínculos sociales, educativos, culturales y comunitarios que continúan activos al margen de los ciclos electorales. Esa continuidad favorece que los compromisos diplomáticos tengan proyección a medio plazo y evita que la cooperación se reduzca a declaraciones simbólicas.

La cumbre de Santa Marta reafirma una estrategia ya consolidada: mantener un espacio birregional estable en un momento de volatilidad global. El enfoque español se articula en términos de cooperación sostenida y de refuerzo institucional, sin rupturas ni giros bruscos, y con la vista puesta en la corresponsabilidad de ambas regiones en la gestión de sus desafíos comunes.

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