Foto del perfil del redactor de DiarioSabemos Vicente Mateos Sainz de Medrano.

Seres desvergonzados

19 de Noviembre de 2025
Guardar
Juan Carlos I. Seres desvergonzados

Llevo semanas resistiendo la tentación de hablar de las memorias de Juan Carlos de Borbón, pero su desfachatez transcrita en poco más de 500 páginas me ha llevado a reflexionar sobre la desvergüenza que enseñorea la mente de los seres desvergonzados, dañinos siempre por la jactancia histriónica que anida en su pensamiento y acciones. Más si alcanzan el poder por azares de la historia —caso del emérito—, por su habilidad para encandilar a la sociedad con su retórica, o por la maldad que despliegan para encumbrarse en la trastienda del juego político o, simplemente, porque son malos bichos que solo buscan su avío personal.

El desvergonzado, el sinvergüenza, es narcisista siempre y su juicio sobre la realidad —que pretende imponer a los demás— es interesado, arrogante y usa sin rubor la falsedad y la mentira para conseguir sus objetivos. Y, cuando las cosas se le tuercen, tira por la calle del medio para no reconocer jamás sus errores y el coste social de los mismos con cobardía echando la culpa al que tiene más a mano y no puede defenderse, o tira por elevación contra el que considera su enemigo: la culpa siempre es de otro, lo que genera vergüenza ajena cuando sus errores saltan a la palestra pública.

La conciencia del sinvergüenza es pétrea e impasible ante la desgracia ajena y de una vanidad superlativa capaz de crear el personaje que vende que oculta su verdadera personalidad: no se puede engañar a todos todo el tiempo. Desvergonzado que pierde el norte y sentido de su vida cuando es descubierto. Otro tipo de sinvergüenzas no ocultan sus ansias de poder absoluto, usando la chulería y el matonismo sin disimulo con una retórica emocional en la descripción de una realidad caótica falsa, cuyo objetivo es expandir el miedo al futuro para obnubilar las mentes y evitar que piensen por si mismas. Estratagema para presentarse como salvadores frente al caos.

Es el modelo de Donald Trump y también del emérito, cuyas memorias son un compendio de desvergüenza al presentarse como el salvador que trajo la democracia, olvidando deliberadamente que fue la sociedad con su presión y movilización constante en la calle exigiendo democracia y libertad, la que no le dejó más alternativa que plegarse a ese deseo social, so pena de desatar otra guerra entre hermanos. Ni siquiera urdió el desmantelamiento del régimen franquista, tarea que encargó a Adolfo Suárez, al que dio la patada cumplida la misión. No voy a abundar en el victimismo del que se inviste, para no reconocer que la pérdida de crédito e imagen entre los españoles se produce al descubrir que el trampantojo de la campechanía ocultaba a un aprovechado de sus privilegios, de sus amigos millonarios, y a un vulgar estafador a la hacienda pública. Por no mentar el tono vengativo cuando se refiere a su hijo por haberle quitado sus ingresos, o el lastimero perruno al afirmar que es el único español que no tiene pensión. ¡De vergüenza ajena! 

La desvergüenza descarada, insolente e insensible tiene su epítome en Carlos Mazón, por su contumacia en negar su responsabilidad en la gestión de una crisis meteorológica que, por su negligencia deliberada, causó la muerte de 229 personas. Y cuya chulería impresentable al presentarse como víctima, re victimiza a las víctimas que perdieron a sus familiares. La desvergüenza cruel tiene en Netanyahu el referente de éste siglo, como responsable del genocidio que su ejército sigue cometiendo con el pueblo palestino. Muchos analistas internacionales siguen dudando sobre si el Mosad sabía que Hamás estaba preparando un ataque terrorista que se dejó correr por interés de Netanyahu, para justificar su sionismo expansionista y, de paso, opacar y retrasar sus cuitas pendientes con la justicia.

Hay muchos tipos de desvergonzados, pero cerrare la lista con los que expanden maldad para herir a los que consideran enemigos políticos, cuyo referente nacional es Miguel Ángel Rodríguez, MAR, insigne lacayo de la derecha más rancia y maestro en manejar la mentira y las cloacas de la política para servir a su señor Aznar, y ahora a su señora Ayuso. Y una mención a los que pierden todo su crédito político acumulado cuando se quedan sin papel preeminente y se revuelven con rabia contra su propio partido, porque ya no influye en su proyecto político. Ira infame en la que ha caído Felipe González, que desvela el odio acumulado y el deseo de castigar a los propios, alentando el discurso del PP. ¡Decepcionante amigo Sancho!

Lo + leído