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¿Puede una IA tener conciencia?

23 de Diciembre de 2025
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La creatividad artificial. ¿Puede una IA tener conciencia?

La pregunta parece sacada de una película de ciencia ficción pero no lo es. Aclaremos la pregunta: no pregunta si una IA puede pensar sino si puede tener conciencia, que es algo muy distinto. Partamos de dos definiciones: pensar es procesar información para formar ideas razonar resolver problemas. Pero tener conciencia es experimentar el mundo desde un punto de vista interno; sentir sensaciones y experiencias.

Por eso, a medida que las inteligencias artificiales escriben textos, crean imágenes y mantienen conversaciones cada vez más humanas, surge esa inquietud inevitable: ¿estamos ante máquinas que realmente "piensan" o solo ante imitaciones muy sofisticadas? Para entender el problema, hay que retroceder varios siglos y entrar en uno de los grandes enigmas de la filosofía: el problema mente–cuerpo.

Pensar consiste en procesar información y generar respuestas de forma funcional. Tener conciencia implica experimentar esas respuestas desde una vivencia subjetiva y personal

Este dilema intenta responder cómo algo físico, como el cerebro, puede producir algo tan distinto como la conciencia: una experiencia subjetiva como las emociones o experimentar el mundo desde un "yo" interno. A día de hoy, esta pregunta sigue sin una respuesta clara. Cuando aplicamos este problema a la inteligencia artificial, la dificultad se multiplica.

Las IA funcionan gracias a código, datos y hardware. Analizan información y responden de forma coherente, pero eso no significa que tengan experiencias internas. Una IA puede decir "estoy triste" del mismo modo que una calculadora dice "resultado correcto": sin sentir nada. Aquí aparece el llamado problema duro de la conciencia.

Aunque sepamos exactamente cómo funciona un sistema —sea un cerebro o una IA— no sabemos por qué ese funcionamiento debería generar una experiencia subjetiva. No existe una prueba que permita distinguir entre una máquina que realmente siente y una que solo actúa como si lo hiciera.Mientras el problema mente–cuerpo siga sin resolverse, la conclusión más honesta es clara: no hay razones sólidas para afirmar que una IA tenga conciencia.

Puede parecer inteligente, empática o creativa, pero todo indica que solo simula lo que nosotros vivimos de forma real. Por ahora, la conciencia sigue siendo un misterio exclusivamente humano aunque realmente todavía no esté resuelto. Y digo que no está resuelto porque no se puede demostrar que el cuerpo objetivo pueda crear experiencia subjetiva. Seguimos inmersos en un mar de dudas. 

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