Antonio Aguado Sánchez

Pedro Sánchez está amortizado

15 de Noviembre de 2025
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Pedro Sánchez en una imagen de archivo
Pedro Sánchez en una imagen de archivo

La política tendría que ser vocacional y para desempeñarla (por supuesto bien) por un tiempo limitado. Sin embargo, ha venido y viene ocurriendo justo lo contrario. Personas que, sin ningún bagaje o méritos demostrados, en la defensa de los intereses comunes, mediante su militancia en sindicatos, organizaciones pacifistas, feministas, ecologistas, ongs, etc., les avale para acceder al mundo de la política y desde la experiencia acumulada, poder desempeñar cargos orgánicos en el interior de las organizaciones políticas, o públicos en las instituciones.

Todo esto ha derivado en que los partidos políticos más bien parecen empresas de colocación, para medrar y obtener cargos mejor si es institucional y así conseguir entrar en nómina como político profesional, con posibilidad de ser a perpetuidad. Lo que ha pasado a denominarse casta política, siendo ésta la peor de las lacras y la que ha venido creando gran desconfianza y el alejamiento cada vez más de la ciudadanía con la política.

Al respecto, se aprovechan de que no hay leyes electorales que se lo impidan y que no se cumple con el artículo 6 de la Constitución: “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.

Por eso no es de extrañar que Pedro Sánchez haya anunciado que piensa presentarse a las próximas elecciones para procurar ser reelegido como presidente del Gobierno. Eso también lo anunció Donald Trump que pretende, cumplir un nuevo mandato “para ultimar la labor (nefasta) de esta legislatura”. Lo anunció con total desparpajo y haciendo caso omiso a la regla institucional de su país que impide que una persona pueda ser presidente más de dos mandatos o legislaturas.

Los políticos profesionales se han extendido a lo largo del tiempo en muchos países y de todos los signos ideológicos, como se pudo comprobar con Joe Biden, antecesor de Donald Trump, que, habiendo nacido en 1942, estuvo ostentando cargos públicos durante más de 50 años.

Otro tanto ocurre con Wladimir Putin. Que con 73 años (nacido en octubre de 1952), lleva 25 años ostentando el poder (desde el 2000), cuando accedió a la presidencia de Rusia y permutando ese cargo con el de primer ministro, por mediación de su hombre de confianza Dmitri Medvédev de 60 años, nacido en 1965. Putin en 2020 cambió la constitución y así, tiene la posibilidad de permanecer como presidente hasta el año 2036.

Salvando las diferencias en el caso de Pedro Sánchez ocurre lo mismo, pues a sus 53 años, lleva viviendo 27 de la política. Al principio con cargos de libre disposición como asesor en el Grupo Parlamentario Socialista Europeo y a partir del 2004, obteniendo cargos públicos electos, siendo el primero como concejal en el Ayuntamiento de Madrid, que compatibilizó con el de miembro en la asamblea de Caja Madrid  y así, hasta la actualidad.

Uno de sus grandes logros, fue después del bochornoso Comité Federal celebrado el 1 de octubre del 2016 en el que se vio obligado a dimitir debido a la presión ejercida, por la baronesa andaluza Susana Diaz, apoyada por la vieja guardia “socialista”, estando al frente el ínclito Felipe González. Fue un tiempo muy convulso y de incalculables consecuencias para el PSOE. Pero Pedro Sánchez con su reacción y determinación, al contrario de lo ocurrido con otros partidos socialistas europeos, empezando por el italiano de Bettino Craxi, el Pasok de Andreas Papandreou y más recientemente el Partido Socialista Francés y el portugués, pudo hacerle frente a la grave crisis originada y afortunadamente salió airoso en beneficio del PSOE y de nuestro país.

Tuvo reflejos para estar en contra y, no apoyar, la abstención del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados. Prefirió dimitir y dejar su escaño, antes de ver como Mariano Rajoy conseguía la Presidencia del Gobierno. Estos gestos fueron muy bien acogidos por la militancia socialista que, le dio su respaldo en las primarias celebradas el 21 de mayo de 2017, disputadas con Susana Diaz y Patxi López.

Como presidente del gobierno Pedro Sánchez ha impulsado nuestra economía, haciéndola la más importante de la Unión Europea. Pero eso si, la macroeconomía que viene favoreciendo a las empresas sobre todo a las del Ibex 35. Éstas junto con la Iglesia, Judicatura, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y diversos medios de comunicación, es el poder fáctico en el que se apoya la derecha que les permite tener el poder, aunque no gobernar (sólo les falta disponer del BOE). Sin embargo, la microeconomía que es la que le afecta al conjunto de la ciudadanía y fundamentalmente a la clase trabajadora y más humilde, cada vez ha ido a peor, incrementándose la pobreza y vulnerabilidad de quienes la padecen. Esto por supuesto, va en contra del gobierno de Pedro Sánchez y de los partidos políticos que le sustenta.

Son muchas las cosas que se le puede reprochar a Pedro Sánchez, como entre otras, no haber cumplido con su promesa de que nada más llegar al gobierno derogaría la injusta y reaccionaria Ley Mordaza, sin embargo, aun no lo ha hecho. A través de Bankia pudo crear una banca pública que nos evitara los abusos y extorsiones de la banca privada y una empresa energética pública que acabara con el oligopolio de las privadas. En política internacional de forma unipersonal sin contar con la militancia del PSOE que prometió empoderar, tampoco con sus socios del Gobierno ni con el Parlamento, dejó a su suerte y en manos del sátrapa rey de Marruecos Mohamed VI al noble pueblo saharaui.

En consecuencia, Pedro Sánchez tendría que darse cuenta que ya su ciclo pasó y más que la solución probablemente será el problema. A nivel institucional va siendo hora de que el PSOE, presente como candidata a una mujer y Adriana Lastra por su experiencia, gran capacidad e integridad podría ser la candidata adecuada. Lo mismo ocurre a nivel orgánico, pues el Partido Socialista necesita igualmente que, una mujer este al frente ocupando la secretaria general. En este caso la militante Zaida Cantera, tiene todas las condiciones para ocupar ese puesto. Así se desligaría el cargo institucional y el orgánico al mismo nivel, que al ocuparlo una misma persona se suele erigir en juez y parte,

Pedro Sánchez como presidente de la Internacional Socialista, tiene una gran labor que hacer, para cerrarle el paso a la ultraderecha cada vez más extendida en Europa. Ese cometido es de gran importancia. Nos jugamos mucho en ello y es de esperar que lo tenga en consideración. Aquí en nuestro país, la mejor formula para evitar el ascenso del fascismo, es gobernando para la mayoría social configurada por la clase media y trabajadora, elevando su nivel económico y el social, como es el acceso a la vivienda, principal problema que afecta a la ciudadanía y aunque está contemplado como un derecho fundamental en el artículo 47 de la Constitución, pero no se está llevando a efecto.   

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