Donald Trump, ordenó un nuevo bloqueo criminal, en esta ocasión contra Venezuela, según el pirata de la Casa Blanca será un bloqueo total a «buques petroleros sancionados» con destino a Venezuela. Otra decisión unilateral que va contra la legalidad internacional y cuenta con el apoyo de sus lacayos y con el silencio cómplice y cobarde de sus mamporreros.
Los Estados Unidos de Trump son los líderes del fascismo internacional, más bien son los amos de la ola de ultraderecha reaccionaría y servil que se expande como un cáncer por América y Europa empujada desde Washington.
EEUU continúa intensificando la presión contra el Gobierno legítimo venezolano y revelando una estrategia para imponer en Venezuela un gobierno títere a las órdenes de la embajada de los Estados Unidos en Caracas y dirigido desde Washington.
Dentro de esa estrategia se encuentra el premio Nobel de la Paz entregado a María Corina Machado para tratar de resucitar políticamente a nivel internacional a una mujer olvidada, un auténtico cadáver político tanto en Venezuela como en el resto del mundo.
Algo que no les ha salido como esperaban porque la gente no es tan estúpida como para tragarse que una Machado que no deja de hacer llamamientos a la violencia y la intervención militar contra Venezuela pueda ser ejemplo de nada para nadie y aún menos Nobel de la Paz, es como dárselo a Trump o Netanyahu, una burla, una broma macabra fuera de lugar.
«Venezuela está completamente rodeada por la Armada más grande jamás reunida en la Historia de Suramérica», afirmó Trump en su mensaje. Añadió que «solo crecerá, y el impacto para ellos será como nada que hayan visto antes, hasta que devuelvan a los Estados Unidos de América todo el petróleo, la tierra y otros activos que nos robaron previamente». El mensaje de Donald Trump no deja lugar a dudas de que lo único que les interesa es el petróleo de Venezuela y no el pueblo venezolano.
Más allá de la retórica de cambio de régimen, Trump expone la intención de Washington de apropiarse de los vastos recursos de Venezuela, como el petróleo y la tierra. Su exigencia de una «devolución» evidencia una política de despojo y ocupación económica. Es una auténtica vergüenza que el mundo permita el robo y la piratería desde unos EEUU fancistas e imperialistas que no respetan mínimamente la legalidad internacional.
Venezuela es como Cuba un ejemplo de resistencia ante el imperialismo Yanqui, y de defensa de su soberanía ante el expolio de recursos energéticos del neofascismo imperialista liderado por el megalómano Donald Trump.
Venezuela en trincheira de la lucha antifascista.