El clasismo supremacista forma parte del ADN de las élites, también existe el clasismo entre la burguesía, incluso entre los asalariados que se creen clase media. Todos lo podemos ver y sentir en alguna ocasión, sobre todo la clase trabajadora.
Pero también existe clasismo en la socialdemocracia, en la izquierda progre, en la falsa izquierda, y en la izquierda de salón, en esas pandillas autoproclamadas élites pensantes que dicen representar a la clase trabajadora pero sin los trabajadores. Un tipo de absolutismo burgués que se disfraza de izquierda para poder formar parte del sistema gracias al voto de los trabajadores.
"Todo para el pueblo pero sin el pueblo", nada nuevo, un pensamiento tan viejo como clasista, personajes que pretenden ser los representantes de los trabajadores mientras los desprecian profundamente, o simplemente pretenden actuar de limosneros, menos miseria, menos pobreza, menos abusos, cuando lo que es de justicia es que no exista la miseria, ni la pobreza, ni los abusos, eso es justicia social.
"La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo."
Los trabajadores no necesitamos representantes, ni pastores, ni guías o gurús, los que necesitamos son camaradas que compartan trinchera con nosotros y nos consideren sus iguales, porque eso es lo que somos. Es necesario que tomemos las riendas de nuestros asuntos, que defendamos nosotros mismos nuestros derechos y nuestros intereses, sin intermediarios, sin falsos amigos, sin traidores que nos usan para su proyecto personal.