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La inepcia también es corrupción

13 de Noviembre de 2025
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Corrupción

Lo primero que quiero en este escrito es dejar claro el significado del vocablo "inepcia", por supuesto, sólo para los que lo ignoren, que, seguro, no son pocos debido a que no es muy habitual en él cada día.

Inepcia, según la RAE, significa "cualidad de necio", "dicho o hecho necio". Es decir, ineptitud, incapacidad, incompetencia, ignorancia, impericia, inhabilidad, nulidad, torpeza, necedad, sandez terco y porfiado en lo que hace. Además, podríamos añadir que la inepcia es algo muy similar a la "ignavia", o sea, a la pereza, a la desidia, a la flojedad de ánimo. Muy propio del "imbele", del incapaz de guerrear, del incapaz de defenderse, del débil, del flaco, del de sin fuerza ni resistencia; todo lo contrario del "inconcuso" que es firme, sin duda ni contradicción.

La inepcia se asemeja a la procrastinación, es decir, a diferir, a aplazar, a dejar para mañana, a posponer, ya que, ese modo de actuar puede traer -sobre todo en política- corrupción, cómo, según parece, está ocurriendo en Valencia con los fondos que se han destinado a la Dana y no se utilizan vaya Vd. a saber por qué... o a si saber demás para qué se "utilizarán" cuando llegue el momento.

La política española (y muy especialmente la extremeña) está cargada de inepcia, de políticos que sólo están porque son auténticos vividores, y, en una gran parte corruptos. Las cosas cambian poco, por no decir nada, para mejorar el bienestar de la ciudadanía. Ningún político de relevancia, hasta que llegó Pedro Sánchez (luego diré algo de él) se ha mojado para el pueblo. La inepcia campa a sus anchas por todo el territorio español, y los dineros de los contribuyentes (los que lo son, no todos, evidentemente) se dilapida en nóminas astronómicas de la clase política y en favorecer a los poderes fácticos, en todo lo que en nada necesita el pueblo. La sanidad, la educación, los servicios sociales están por los suelos por culpa de la inepcia política. Cada día que pasa son mayores las quejas de gente que ve como se le explota sin ninguna consideración y que su futuro es cada vez más negro, hasta el punto de desconfiar si, tras tantos años cotizando, algún día tendrá una pensión decente, no como la que tienen ahora la mayor parte de los pensionistas después de haberse despellejado trabajando de sol a sol por un salario miserable.

Mientras bancos, grandes empresarios (y muchas PYMES y algunos Autónomos), señoritos y élites de todo tipo viven en la opulencia doblando sus ganancias al son de "su política"; la gente trabajadora, los de a pie, ven cada día como salta algún caso más de corrupción (política o empresarial) además de la que supone, por la inepcia, no atender sus mínimas necesidades y comprobar lo difícil que se hace la vida para ellos sin nadie que les ofrezca algún remedio a sus penalidades, sobre todo, económicas por los bajos salarios que reciben... y lo cara que está, cada día más, la mayor parte de los mínimos vitales.

Un tal Rafael Torres (periodista supongo) ya decía en el segundo semestre del año 2008 lo siguiente sobre la inepcia: "El último estudio de Transparencia Internacional, la organización que se ocupa de discernir el grado de corrupción institucional en los diferentes países del mundo, sitúa a España al nivel de Qatar. Ignoramos, ciertamente, la corrupción que pueda haber en Qatar, pues se trata de un país que suena poco, pero es muy probable que también ignoremos, en su verdadera dimensión, la que hay aquí. Un dato estremecedor, la existencia a día de hoy en España de ciento cuarenta alcaldes imputados por latrocinios diversos, no ayuda demasiado, sin embargo, a componer una idea cabal sobre la verdadera extensión del bandolerismo en las administraciones públicas, en las locales sobre todo, pues si en lo tocante a otros crímenes y delitos no se resuelven siete u ocho casos de cada diez, esto es, que apenas una cuarta parte de los delincuentes son capturados, imputados, juzgados, sentenciados y recluidos, ¿qué razón habría para negar tajantemente que el número de alcaldes españoles con actividades cleptómanas pudiera acercarse a los mil, y eso sin contar a los concejales, a los asesores, a los conseguidores, a los procuradores, a los notarios y a cuantos eventualmente hayan participado en sus exacciones como cómplices o cómo cooperadores? Pero el estudio de Transparencia, pese a colocarnos donde nos coloca, no cuenta con una clase de corrupción que, de incluirse en sus parámetros estadísticos, nos pondría a la cabeza de la cola, o muy cerca: la inepcia. No cuenta con la inepcia, ni con el populismo barato, ni con la contratación de medio pueblo para asegurar sus votos y la mayoría, ni con el amiguismo, ni con el nepotismo, ni con el analfabetismo político, ni con ninguna de las muchas taras que adornan a esos munícipes de Monipodio que se gastan en aquelarres taurinos, en ferias y ruido, en narcóticos para el pueblo, lo que no se gastan en educación, en limpieza, en seguridad, en infraestructuras o en guarderías. Ahora bien; si Transparencia Internacional incluyera la inepcia en sus baremos, sólo la inepcia, los alcaldes imputados no sumarían ciento cuarenta, ni mil, sino una cantidad en verdad inconmensurable".

Esto entonces, en el 2008, hace nada menos que ¡17 años!, ya me contarán como estarán las cosas al día de hoy, viendo, como estamos viendo a diario, la que hay formada en la Justicia -canteada literalmente a la derecha- con un juicio en el que el acusado, previsiblemente inocente, no se sienta en el banquillo porque es el Fiscal General del Estado y ocupa un sillón del estrado.

Lo mal que lo está pasando mucha gente en este país -en gran parte por culpa de la inepcia y de la corrupción generalizada- nos lo cuenta el informe FOESSA, que, entre otras cosas, señala la cronificación de la pobreza, y dice que 9,4 millones de personas -más de una de cada seis en España- experimentan algún nivel de exclusión social, y de ese conjunto, más de 4,3 millones está en situación de exclusión severa, lo que supone un aumento del 52% respecto a 2007. La pobreza trabajadora está a la vista: empleos de baja cualificación, temporalidad elevada, jornada parcial involuntaria y salario insuficiente para cubrir los mínimos gastos.

Según el citado informe FOESSA, entre la franja de 18-29 años, el 11% ya se encuentra en exclusión severa, cifra que ha crecido un 83% desde 2007. Regiones con bajo PIB per cápita (Extremadura a la cabeza, en la Champions como siempre) muestran mayor incidencia de exclusión. El 15,4% de los menores de edad viven en exclusión severa, el doble que en 2007.

Antes del párrafo final, quiero señalar con contundencia, que, entre los Presidentes que hemos tenido durante lo que va de Plutocracia, destacan dos, como no podía ser de otra forma, del Partido Popular sobre su marcada inepcia: el Sr. Aznar (de mote "el muñeco Luciano") que nos llevó a una guerra para poderse hacer una foto con otros dos innombrables, un marcado narcisista que no movió un dedo para nadie que no fuera del grupo del capitalismo opresor con licencia yanqui, y que hoy día se arrastra por los foros dejando su impronta presumida y sin ningún razonamiento que no responda a su denodado fascismo; y el otro, el Sr. Rajoy Brey (¡qué apellidos, mi madre!), un hombre que responde sin ningún género de dudas a esa frase famosa de Baltasar Gracián que dice así: "Todos los necios son obstinados y todos los obstinados son necios". Con lo cual está todo dicho sobre este "majagranzas" que, desgraciadamente, nos tocó soportar durante un tiempo.

En fin... qué quieren que les diga que Vds. no sepan y estén viendo con sus propios ojos. Las cosas -para los de siempre, claro- pintan mal. Y menos mal que los españoles podemos "estar contentos", pues, al menos, contamos con un Presidente del Gobierno que no se achanta, que muestra una gran resiliencia al estilo de ese rey espartano Leónidas (hijo de león) enfrentándose a una plaga de "persas" del fascismo a los que les va costar sudores derrotarlo. ¡Ah! si Pedro Sánchez le metiera mano, de una vez por todas, a los salarios y a los alquileres y a la vivienda en general, ganaría fácilmente la batalla de "las Termópilas" a los "persafachas" y a la caverna mediática y judicial y seguiría gobernando.

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