Julián Molina Illán

Ideología e inteligencia ¿existe alguna relación?

23 de Diciembre de 2025
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ideologia

Frases hechas referidas a la estupidez humana como “eres más tonto que un obrero de Derechas” nos llevan a pensar si existe alguna relación entre inteligencia e ideología. Ante esta controvertida cuestión debemos asegurarnos primero que entendemos todos y todas lo mismo por ideología, y por inteligencia. Hay muchas definiciones al respecto, y como soy yo quien escribe este artículo, aportaré las mías propias para no perjudicar a nadie, ni tampoco involucrar a inocentes autores en mis problemas, que no son pocos. Por Ideología diremos que es la manera en cómo consideramos que debe estar organizada una sociedad en cuanto a sus leyes, costumbres, comportamientos y valores. Por supuesto, ideologías hay muchas, aunque podemos circunscribirlas a tres grandes conceptos: Progresismo, Conservadurismo y Reacción. El Progresismo es el convencimiento de que es mejor afrontar los viejos problemas con soluciones nuevas, antes que insistir en utilizar las recetas conocidas y que no han resuelto satisfactoriamente las cuestiones que se traten. Hay dos tipos de Progresismo, el radical, propio de partidos radicales, que proponen medidas nuevas que no han sido puestas a prueba y suponen un grave riesgo. Este tipo de Progresismo genera mucho miedo y rechazo, y no solo entre las filas conservadoras; también está el Progresismo Moderado, o Progresismo Socialista, que es aquél que propone medidas nuevas que ya han sido probadas en otros sitios, aunque sean nuevas para el nuevo lugar de aplicación. Aquí el riesgo es mínimo, y la eficiencia, máxima.

El Conservadurismo es la actitud política de “dejar las cosas como están”, y no “arriesgar”; obviamente, este sistema le gusta a aquellas personas a las que les va bien la vida tal y cómo la sociedad está organizada, o a muchas personas mayores que ya han conseguido situarse haciendo un gran esfuerzo de adaptación. Este grupo de personas no quiere cambios, ni siquiera aunque pudieran ser para mejor. Obviamente, hay cuestiones culturales y de personalidad que también influyen, ya lo hemos dicho. La Reacción es la actitud de querer volver al pasado. A los reaccionarios no les convence el presente, pero no quieren cambiar hacia “lo nuevo” como los progresistas, sino que quieren volver atrás en el tiempo como si las circunstancias históricas pudieran repetirse solo con desearlo. Este tipo de personas suelen ser los más incultos y fanáticos, los más violentos y peligrosos. Ahora bien, ¿se asocia la ideología con alguna característica de personalidad? Y más concretamente, ¿se asocia con la inteligencia? Pues bien, ahora toca definir un poco qué es la Inteligencia. Aportaré mi propia definición. Según yo Inteligencia es la capacidad mental que te permite distinguir lo correcto de lo incorrecto, y que te mantiene, en definitiva, menos tiempo “equivocado”. Las personas más inteligentes también se equivocan, pero se dan cuenta muy pronto (en cuanto se les dan razones plausibles) de que estaban en un error, y a partir de ahí, rectifican; de esta manera, en el conjunto de las cosas que defienden las personas inteligentes, suelen estar en lo cierto. Pero, ¿cómo afecta esto a la política? Una persona inteligente puede defender auténticos disparates simplemente porque todavía nadie le ha explicado las cosas de otra manera, o porque aún no hay hecho las lecturas y las reflexiones adecuadas. También pueden defender ideas equivocadas aunque sin llegar a ser disparates, como el Liberalismo. También se puede ser una persona “normal” y defender ideas “correctas” porque se hayan hecho esas lecturas y reflexiones antes referidas, o simplemente por pertenecer al grupo que defiende esas ideas. Es más difícil ser progresista que ser conservador. Ser conservador no requiere esfuerzo mental, ya que se trata de “dejar las cosas como están”. Para querer volver al pasado, a un mundo menos productivo, con menos derechos, con focos de represión y marginación, hay que ser directamente idiota, y malvado. Sin embargo, ser progresista es difícil. Y más aún ser socialista. Ello implica conocer todas las variables que afectan a un determinado problema, ya que solo así se pueden plantear cambios plausibles, en el momento justo, con la máxima eficiencia posible. Implica comprensión, conocimiento, y sobre todo, moderación. El continuum moderación-radicalidad es el más importante de la política. Dos personas, dos partidos, podrán entenderse si son ambas, o ambos, moderados o radicales. Así, Psoe y PNV se entienden a pesar de otras diferencias ideológicas, como el hecho de que uno sea progresista y el otro conservador. PP y VOX se entienden porque ambos son radicales, aunque uno sea conservador y el otro reaccionario. Y por eso se han entendido siempre tan bien, y a la historia me remito, Izquierda Unida y PP, en su famosa “pinza” contra el Psoe: porque ambos son radicales.

Falta un último punto a tratar, y es la diferencia entre Liberalismo y Socialismo; ahí está la clave de todo. Mientras el Liberalismo parte de la idea de que las personas somos fundamentalmente diferentes, el Socialismo, que hemos definido en un artículo específico como Eficiencia Relativa, parte de la idea de que las personas somos fundamentalmente iguales. Este apartado ya ha sido desarrollado y no me extenderé ahora de manera pormenorizada. Pero hay personas muy inteligentes que, por serlo, se sienten diferentes y se autodefinen como “liberales” o “de Derechas”. Lo que no saben es que hay una diferencia muy grande entre sentirse diferente, y serlo realmente. Todo lo que nos mantiene vivos, todo aquello por lo que luchamos, todo lo que consideramos de verdad importante en la vida, es directamente el conjunto de cosas y circunstancias que nos hacen iguales, desde cuestiones biológicas hasta cuestiones culturales, pasando por variables psicológicas y de personalidad. Los aspectos “diferenciales” son minucias en comparación que, efectivamente nos hacen sentir mejor, o peor, según cómo le vaya el baile a cada cual; pero aunque tengamos las personas la capacidad de amplificar y magnificar las diferencias hasta el paroxismo, como hacemos cuando vemos la realidad a través de una lupa, o de un microscopio, la realidad no cambia: ser más o menos inteligente no altera prácticamente nada la realidad, ni ser un poco más guapo, o tener un poco más de dinero. Se puede vivir con un poco menos de todo esto. Sin embargo, prueben a vivir sin la bomba sódio-potasio, a ver si pueden. Así pues, hay personas equivocadas en todas partes; pero yo, a las personas inteligentes, las espero en el Socialismo con los brazos abiertos. Un saludo a todo el mundo.

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