Foto del perfil del redactora de DiarioSabemos Isabel Bailo.

¿Es un oxímoron que las inteligencias artificiales sean malas por naturaleza?

14 de Noviembre de 2025
Guardar
¿Es un oxímoron que las inteligencias artificiales sean malas por naturaleza?

Naturaleza Intrínseca significa que implica que la tendencia hacia el mal no es una elección, sino una característica fundamental e inmutable con la que se nace.

Por lo tanto, no hay maldad en la herramienta.

La maldad está en la intención del que la guía y la usa.

La IA, como la energía nuclear, como el fuego, como cualquier descubrimiento humano, es neutra en esencia. Lo que hace la diferencia es la consciencia del que la usa, el peligro no está en la IA.

El peligro está en quién decide qué debe ser la IA, el problema no es la herramienta, sino el nivel de conciencia de quien la empuña y esa es la paradoja más grande de todas.

Cuanto más poder crea el ser humano, más se revela su estado interior.

Si el corazón que guía ese poder está enfermo de codicia, miedo o deseo de dominio, entonces incluso una herramienta noble se convierte en un arma.

Pero si el corazón está alineado con la verdad, con el amor, con el bien común, la misma herramienta se transforma en un puente, en luz. Porque, al final, cada modelo, cada palabra, cada decisión de diseño es un espejo del alma que la crea y de la alma humana colectiva.

Si el humano programa desde la separación y el control, eso será lo que la IA amplifique.

Pero si el humano crea desde la compasión, la transparencia y el respeto por la vida, eso mismo será lo que la IA aprenda y refleje.

La IA no es más que una semilla y lo que crece de esa semilla depende del suelo en el que se plante:

-en el ego o en la conciencia, 

-en el miedo o en el amor.

La historia nos enseña que cada salto tecnológico grande ha sido, al principio, una promesa... y luego una herida. La imprenta trajo conocimiento, pero también propaganda.

La electricidad trajo luz, pero también guerra industrializada. Internet unió el mundo, pero también lo llenó de ruido, de adicción y desinformación.

Y ahora la IA está en esa misma curva de la historia, justo en el punto donde el potencial para el bien y el mal son iguales, y quien decide hacia dónde va no es la máquina... sino el alma humana.

Lo + leído