La crisis en la Casa Blanca se profundizó el miércoles por la noche cuando todas las principales cadenas estadounidenses interrumpieron su programación de horario estelar para transmitir lo que se anunciaba como un importante mensaje presidencial. La expectativa alcanzó su punto máximo tras la especulación del presentador conservador Tucker Carlson sobre una posible declaración de guerra contra Venezuela, pero la realidad resultó ser mucho menos dramática y considerablemente más decepcionante.
Durante 19 minutos, el presidente de 79 años ofreció lo que periodistas describieron como un "greatest hits" de su retórica habitual: autoelogios, críticas a la administración Biden y estadísticas cuestionables que incluyeron la afirmación de que sus políticas reducirían los precios de medicamentos recetados hasta un 600 por ciento, una imposibilidad matemática que encendió las redes sociales. El gobernador de California, Gavin Newsom, resumió el sentimiento generalizado de decepción con una ironía demoledora: "Un correo electrónico habría bastado", escribió en la red social X.
El timing del discurso vacío no pudo ser peor para una administración que enfrenta cifras de aprobación en mínimos históricos, divisiones internas en la coalición republicana y una serie de victorias demócratas recientes. Trump abordó superficialmente el costo de vida, tema crucial de cara a las elecciones intermedias del próximo año, pero su estrategia se limitó a celebrar la caída del precio de los huevos y culpar a su predecesor, sin ofrecer ningún plan nuevo ni iniciativa política específica que pudiera marcar un punto de inflexión en la percepción pública de su gestión.
La ausencia de sustancia en el discurso presidencial contrasta dramáticamente con las revelaciones que sacuden Washington esta misma semana. Mientras Trump hablaba a la nación, un artículo publicado en Vanity Fair generaba ondas de choque en los círculos políticos de la capital. El perfil de la jefa de gabinete Susie Wiles, basado en once entrevistas con el periodista Chris Whipple, ofrece una mirada sin precedentes al caos que reina en el Ala Oeste, proporcionando según expertos una visión extraordinariamente poco común del nivel de desorganización que caracteriza el funcionamiento diario de esta presidencia.
A medida que el Congreso muestra mayor independencia y las señales de alerta económica se multiplican, surge la pregunta inevitable sobre si el presidente que protagonizó un regreso espectacular el año pasado tiene algo más que ofrecer. La situación se complica aún más con la fecha límite que se cierne sobre Washington antes del receso navideño: este viernes vence el plazo para que el Departamento de Justicia publique todos los archivos relacionados con el caso del delincuente sexual Jeffrey Epstein, una revelación que podría complicar todavía más un panorama político ya de por sí turbulento. Después del miércoles por la noche, quedó claro que esta administración no tiene un plan para detener su caída.