Hace unos días que nos desayunamos con la autorización de Trump a la CIA para realizar operaciones encubiertas en Venezuela. Claramente parece que la agencia norteamericana de inteligencia interviene ahora sin recato ni sigilo. En el siglo pasado, al menos, disimulaba. Yo tenía entendido que el trabajo de los espías incluía el disimulo. Aunque a decir verdad nunca fue una organización muy discreta en sus actuaciones. Un chiste muy popular en Hispanoamérica es el que pregunta por qué no hay golpes de Estado en EEUU y su respuesta es porque en Washington no hay Embajada americana. Me parto. Y sospecha Maduro que quieren derrocarle. No hay que ser demasiado listo para intuirlo. Sobre todo teniendo un tropel de buques de guerra americanos en las costas venezolanas hundiendo pequeñas embarcaciones que según los forofos del golpe de Estado contra Maduro, están llenas de drogas. Pues si la flota americana se llegase por el Estrecho de Gibraltar se quedaban sin munición de tanta narco-lancha que lo atraviesa. Vale, no doy ideas.
Es difícil hablar de una organización tan opaca como la CIA. Un Estado dentro del Estado. En 1975 se estrenó la que considero obra maestra del cine sobre la CIA. Me refiero a "Los tres días del cóndor" una extraordinaria colaboración entre Sydney Pollack y Robert Redford cuando en el cine norteamericano se criticaban con vehemencia las instituciones de control estatal. En la cinta un anodino funcionario de la CIA ,que se dedica a detectar mensajes cifrados, encuentra asesinados a todos sus compañeros de la oficina. La película es trepidante y mantiene la tensión todo el tiempo. Pero los últimos 10 minutos son apabullantes, con las cínicas conversaciones que mantiene un anonadado Redford con el frío asesino (Max von Sydow) y después con su propio jefe ( Cliff Robertson). La masacre de los compañeros de Redford no tenía otra motivación que un conocimiento inapropiado referido al petróleo y a una intervención militar en Oriente Medio. Ya ven, han pasado 50 años y seguimos en las mismas. Ha variado la excusa para la intervención en Venezuela, en la actualidad el tráfico de drogas. El pretexto es absolutamente grotesco se mire por donde se mire.
Muchos piensan que los continuos bandazos de Trump se deben a las presiones del " Estado profundo" del cual la CIA forma parte importante. Tal vez. Otra gran película " Siete días de mayo" de John Frankenheimer" plantea un posible Golpe de Estado dirigido por un general ( Burt Lancaster) contra el Presidente de los EEUU por intentar éste aprobar un importante tratado de desarme con la entonces U.R.S.S. Como ven, tampoco han cambiado las cosas. Y eso que la película tiene 60 años.
Si, no lo duden, la CIA es capaz de cualquier cosa por defender nuestras libertades. ¿Lograrán liquidar a Maduro? Si gozan de oportunidad le dejarán frito sin pestañear. No hay más que recordar a Patrice Lumumba el primero en ocupar la Presidencia del Congo tras su independencia de Bélgica. Le montaron una guerra en Katanga y finalmente la CIA lo eliminó para sustituirlo por Désiré Mobutu un asesino títere vestido de coronel. Y por el camino, como el Secretario General de la ONU era un tipo independiente que intentó mediar con la provincia rebelde de Katanga pues derribaron su avión (lo hicieron pasar por un accidente por supuesto). Era sueco y se llamaba Dag Hammarskjöld. Pocos meses después le dieron el Premio Nobel de la Paz. Espero que María Corina Machado recuerde esta historia truculenta tras recibir, el Nobel de la Paz 2025. ¿ Se imaginan un atentado de falsa bandera sobre ella como excusa contra Maduro?
Personalmente, y aunque no cese de defender nuestras libertades, la CIA no termina de convencerme. En cambio me entusiasmaba la T.I.A.¿ No la conocen? Pues estaba dirigida por el Superintendente Vicente, la investigación biológica era tarea del Profesor Bacterio, de la administración se ocupaba la encantadora Ofelia y sus agentes principales se llamaban Mortadelo y Filemón. Todos ellos eran un prodigio de eficacia en hacernos reír. Era muy grande Francisco Ibáñez.