Trump dispara el desempleo

En algunos estados las solicitudes de la prestación de desempleo se han disparado el 1.000%, a pesar de que la administración Trump ha dejado de publicar las cifras del BLS

07 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 12:45h
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Trump desempleo

Por primera vez en más de una década, el mercado laboral de Estados Unidos avanza a ciegas. La suspensión de las actividades de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) dejó sin publicar el informe mensual de empleo de septiembre, una herramienta esencial para la Reserva Federal, el Congreso y los inversores.

Sin embargo, incluso sin esos datos oficiales, una fuente oficial alternativa, las solicitudes semanales de subsidio por desempleo, empieza a trazar un panorama inquietante: los despidos aumentan, el ritmo de contrataciones se debilita y las cifras más preocupantes se concentran en el corazón político del país.

En la semana que terminó el 20 de septiembre, las solicitudes continuas de subsidio por desempleo de trabajadores federales se duplicaron en comparación con el mismo periodo de 2024. Casi 8.500 empleados del gobierno permanecían en paro, frente a unas 4.000 un año antes, según los datos de la Administración de Empleo y Capacitación del Departamento de Trabajo (DOL). Pero más revelador que el número total es el patrón: el aumento se ha mantenido durante meses y se ha acelerado a medida que el cierre del gobierno y los recortes presupuestarios de la administración Trump han comenzado a hacer efecto.

El impacto es particularmente severo en el área metropolitana de Washington, donde las solicitudes federales de desempleo han aumentado más de un 1.000% respecto al año pasado. En Maryland el alza supera el 500%, y en Virginia las cifras se han duplicado. El epicentro del poder federal es también, irónicamente, el epicentro del desempleo público. Las medidas de reducción del tamaño del gobierno anunciadas por la Oficina de Administración de Personal (OPM), que proyecta 300.000 despidos antes de fin de año, están dejando una huella profunda en la economía regional.

Aunque las cifras nacionales de desempleo aún no reflejan un colapso generalizado, los incrementos porcentuales interanuales en las solicitudes regulares de subsidio por desempleo en varios estados indican que la debilidad se está extendiendo. En el Distrito de Columbia, las solicitudes han crecido un 53% respecto al año pasado; en Virginia, un 29%; en Maryland, un 25%; mientras que Connecticut y Oregón muestran aumentos del 47% y 27%, respectivamente. El repunte en regiones tan dispares sugiere que la fragilidad laboral no se limita al sector público ni a la costa este.

La historia reciente del mercado laboral estadounidense muestra que las solicitudes de subsidio por desempleo suelen ser un indicador adelantado de recesión. En 2007, las solicitudes comenzaron a aumentar seis meses antes de que la economía entrara formalmente en recesión. Hoy, los datos reflejan un patrón similar: no un desplome repentino, sino una erosión constante. Las empresas, más que despedir masivamente, están frenando nuevas contrataciones. Eso genera una situación paradójica: menos despidos visibles, pero un crecimiento del desempleo estructural entre jóvenes, minorías y trabajadores de bajos ingresos que no logran incorporarse al mercado.

Donald Trump ha atribuido los despidos federales a la “racionalización del gasto” y sostiene que la economía se mantiene sólida. Sin embargo, los efectos de sus políticas (aranceles erráticos, restricciones migratorias y reducción del empleo público) están amplificando la incertidumbre. El cierre del gobierno y la paralización de la BLS agravan el problema: los responsables de política monetaria carecen de información fiable justo cuando los datos más recientes sugieren un enfriamiento del empleo asalariado y una ralentización de las contrataciones.

El riesgo es doble. Por un lado, una mala lectura de la coyuntura podría llevar a la Reserva Federal a mantener una política monetaria demasiado restrictiva. Por otro, la falta de datos oficiales abre espacio para la manipulación política: sin transparencia estadística, el relato sobre el “empleo fuerte” puede mantenerse incluso cuando los indicadores subyacentes cuentan otra historia.

Los datos semanales de solicitudes de desempleo muestran un país que empieza a perder impulso. Con la tendencia actual, 2025 podría cerrar con el mercado laboral más débil desde la pandemia, en un contexto de parálisis institucional y política.

En tiempos normales, el informe de empleo del BLS es una fotografía de la economía; hoy, su ausencia se ha convertido en un síntoma. En su lugar, los registros estatales de subsidio por desempleo están revelando la silueta de un mercado que se enfría lentamente, un recordatorio de que las cifras, cuando se silencian, hablan todavía más fuerte.

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