Mindful Parenting como media para fortalecer el vínculo parento-filial

18 de Septiembre de 2025
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Mindful Parenting como media para fortalecer el vínculo parento-filial. Recuperar los vínculos conciliadores. familia numerosa

Hoy en día el mindfulness, lejos de cualquier tendencia religiosa o esotérica, se ha convertido en una práctica médica. Los especialistas dejan claro, en este sentido, que no se trata de ninguna medicina “alternativa”. Los programas de grupo e individualizados son utilizados por médicos en hospitales para aliviar el sufrimiento asociado con los trastornos físicos, psicosomáticos y psiquiátricos. El mindfulness ha sido utilizado con éxito también pediatría, en servicios sociales y en educación, abriendo un amplio paraguas que engloba a diferentes disciplinas, donde se interviene con individuos, familias, grupos y comunidades.

Si bien la práctica del mindfulness como vemos, se extiende a diversas y diferentes disciplinas, la presente actividad pretende mostrar las evidencias más recientes de los efectos biológicos, psicológicos, conductuales y sociales de la práctica del mindfulness dentro del contexto de la terapia clínica, enfocada a fortalecer el vínculo paterno-filial dentro del núcleo familiar.

EFECTOS PSICOINMUNONEUROBIOLÓGICOS DEL MINDFULNESS

Se han publicado estudios científicos sobre el mindfulness en multitud de revistas científicas. Solo en EEUU se investiga y aplica esta técnica en más de 250 hospitales, dada la evidencia científica de los cambios cerebrales que produce su práctica.

En uno de estos estudios en la Universidad de Wisconsin, en el que participó el doctor en genética molecular y monje budista desde 1972 Mathieu Ricard, los investigadores colocaron 256 electrodos en su cráneo y lo sometieron a Resonancia Magnética Nuclear mientras practicaba la meditación.

Durante la prueba, se observó que el Dr. Matthieu Ricard logró un altísimo nivel en la actividad de la corteza cerebral pre-frontal izquierda.

El mindfulness produce un estado hipometabólico de predominio parasimpático. Esto significa que aprendemos a generar la respuesta de relajación, que baja la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura.

Los exámenes del cerebro con Imagen de Resonancia Magnética revelan que la meditación mindfulness cambiaría la forma en que las diferentes regiones del cerebro, se comunican entre sí, y, por lo tanto, puede cambiar nuestra forma de pensar. Después de sólo unos meses de práctica (tres sesiones de media hora a la semana durante ocho semanas), el tamaño relativo de ciertas estructuras en el cerebro cambia.

Una de las investigaciones muestra que la práctica de la atención plena se asocia con una amígdala más pequeña (la amígdala es el centro de “lucha-huida” del cerebro). Esta primitiva región del cerebro, asociada con el miedo y la emoción, está implicada en la iniciación de la respuesta del cuerpo al estrés. A medida que la amígdala se contrae, la corteza prefrontal, asociada con funciones cerebrales de orden superior tales como la conciencia, la concentración y la toma de decisiones, se vuelve más gruesa. La conectividad funcional entre estas regiones, es decir, la frecuencia con que se activan a la vez, también cambia: la conexión entre la amígdala y el resto del cerebro se debilita, mientras que las conexiones entre las áreas asociadas con la concentración se hacen más fuertes. Es decir, nuestras respuestas más primitivas al estrés parecen ser sustituidas por otras más reflexivas.

Podemos “pensar mejor”, buscar soluciones más acertadas.

En relación con el dolor, dos regiones que normalmente se conectan funcionalmente, la corteza cingulada anterior (un área que está asociada con “la angustia del dolor”) y partes de la corteza

prefrontal, parecían “desacoplarse” en los meditadores. Los sujetos meditadores fueron capaces de eliminar o disminuir la repulsión que causa la estimulación alterando la conectividad entre las dos regiones del cerebro que normalmente se comunican entre sí. En realidad no parecen haber bloqueado la experiencia, más bien parece que se abstuvieron de participar en los procesos de pensamiento que hacen que sea doloroso.

Estas evidencias significan entre otras cosas el beneficio potencial de mejorar la atención y las habilidades sociales, la reducción de ansiedad, la mejora en mantener la calma, una reactividad aumentada de la expresión de emociones y afectos positivos, activación del sistema de aproximación, aumento de la habilidad para afrontar estados de ánimo negativos y suprimirlos voluntariamente, mayor concentración, mayor percepción a través de los sentidos, una mayor respuesta autoinmune, entre otros beneficios.

¿QUÉ ES MINDFULNESS?

Mindfulness o Atención Plena significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación, de manera intencional y sin juzgar.

Aunque la práctica de mindfuless ha sido recientemente integrada a la Medicina y Psicología de Occidente, se trata de una práctica muy antigua que se origina hace más de 2500 años y constituye la esencia fundamental de las prácticas Budistas.

Algunos de los primeros registros escritos de la meditación, provienen de las tradiciones de la India, en concreto del Vedantismo del año 1500 antes de Cristo. En el siglo XVIII, el estudio del budismo en Occidente fue un tema de estudio de los intelectuales. Su conocimiento y sus prácticas se fueron extendiendo por occidente y los efectos sobre las personas que la practicaban asiduamente llamó la atención de eruditos de diferentes disciplinas.

Jon Kabat-Zinn, conocido como referente mundial, por haber introducido esta práctica dentro del modelo médico de occidente hace más de 30 años, fundó la Clínica de Reducción de Estrés en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Allí introducía a los pacientes en la práctica de

Mindfulness para el tratamiento de problemas físicos, y psicológicos, dolor crónico, y otros síntomas asociados al estrés.

Este tipo de atención nos permite aprender a relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en el momento presente. Es una forma de tomar conciencia de nuestra realidad, dándonos la oportunidad de trabajar conscientemente con nuestro estrés, dolor, enfermedad, pérdida o con los desafíos de nuestra vida diaria para tomar responsabilidad y poder actuar en consecuencia.

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MINDFULNESS Y EL VÍNCULO PARENTO-FILIAL

En la actualidad existen ya diversas técnicas terapéuticas surgidas en la psicología occidental, en las que el mindfulness juega un papel destacado. Las más conocidas son: La reducción del estrés basada en mindfulness (MBSR: Kabat-Zinn, 2003); la terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT: Segal, Williams, Teasdale, 2002); la terapia de aceptación y compromiso (ACT: Hayes, Strosahl y Houts, 2005) y la terapia conductual dialéctica (DBT: Linehan, 1993; García Palacios, 2006), utilizada en el tratamiento del trastorno límite de personalidad.

La experiencia de la crianza implica un continuo ajuste dinámico a lo largo del desarrollo del niño. Justo cuando los padres detectan que han logrado algún nivel de sincronía, vuelven a ocurrir nuevos cambios que hacen que posiblemente aquellas estrategias parentales que funcionaban dejen de hacerlo y los padres deban reorganizar o desarrollar nuevas estrategias de interacción.

El mindful parenting no es solo un conjunto de habilidades entrenables, es una orientación epistemológica, un modo fundamentado de comprender, acercarse y practicar la crianza. La aplicación del mindfulness en el entorno parento-filial ha demostrado resultados significativos en los cambios producidos tanto en los padres e hijos como en las relaciones entre ellos.

Se ha considerado una habilidad fundamental relacionada con la capacidad de lograr una mejor regulación emocional, un aumento de la sincronía y de la sensibilidad paternas, mayor nivel de tolerancia frente a las expresiones emocionales de los hijos, reporte de mayor bienestar en las tareas parentales, mejor manejo de los retos que impone la crianza y en general con una práctica parental más positiva.

Crear conciencia de la interacción padres-hijo como factor preventivo deriva con resultados visibles en una práctica parental más positiva, con niveles de afectividad que favorecen los vínculos, disminuyen la probabilidad de conductas coercitivas, negligentes o de maltrato, disminuyendo así la probabilidad de desarrollo de trastornos y psicopatologías infantiles y mejorando las habilidades parentales existentes.

En niños cuyos padres han seguido el entrenamiento en mindful parenting se ha observado una reducción en la agresividad, un menor nivel de estrés y ansiedad, un mayor autocontrol en la gestión de sus necesidades y la expresión de las mismas, mayor concentración y atención, aumento de la creatividad, mejora en habilidades sociales y mejoras en la expresión de los afectos.

Los niños que lo practican son más conscientes de sus sensaciones y percepciones, tienen una mejor concentración y atención lo que mejora el rendimiento intelectual y académico, tienen una mayor respuesta autoinmune, mejora de las habilidades sociales, la reducción de ansiedad, en mantener la calma, y un largo etcétera como se ha podido comprobar.

Aumentar la sincronía y la sensibilidad en los padres, provocará una mayor repuesta a las señales del niño, la atención ayudará a que esas respuestas sean inmediatas y la concentración podrá hacer que esas respuestas puedan resultar más acertadas. Sin duda, esto genera una beneficiosa expansión en otros muchos sentidos (como la onda que genera una piedra al caer en el agua).

Individualmente, el mindfulness practicado asiduamente ayuda y mejora el “darse cuenta” (awareness) tanto de los procesos internos como de los externos. Esto implica nuevas representaciones (recuperar psíquicamente lo que siento para darle un sentido) en el individuo, una nueva forma de sentir, interpretar lo que se siente, de pensar, de observar… Lo que obviamente es beneficioso, como parte integrante, para una mejor relación conyugal, co-parental y por tanto para una crianza más saludable.

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CÓMO TRABAJAR EL MINDFULNESS CON LAS FAMILIAS.

La forma más sencilla y usual de practicar mindfulness es en la que nos concentrarnos en la respiración y contamos las respiraciones del 10 al 1 en orden descendente, podemos trabajar sentados o acostados, sintiendo el aire en su recorrido por el cuerpo y las sensaciones que nos produce.

A veces esta técnica es difícil para los niños e incluso para los padres, que no están acostumbrados, y les provoca resistencias, así que podemos trabajarla a través de juegos guiados o a través de un cuento. Uno de los que yo utilizo con los niños, es a través de la visualización: tumbados en el suelo boca arriba, les cuento un cuento sobre un globo aventurero que finalmente se tragan y se queda en su estómago. Con las manos en la barriga hay que darle aire al globo para que respire, para que se hinche. De esta forma trabajo la respiración consciente, haciéndoles que presten atención a las sensaciones que les produce en el cuerpo. Al terminar ellos mismos cuentan que se sienten más relajados.

El mindfulness se puede trabajar con diferentes métodos. No conlleva solamente sentarse y dejar la mente en blanco centrándose en las sensaciones. Hay diversas formas de llevarnos a la consciencia del cuerpo. Para despertar y aumentar nuestros sentidos y percepciones podemos intervenir utilizando diferentes herramientas, que combinadas entre sí aportarán un mayor beneficio.

Presentaré algunas de ellas:

Para adultos podemos utilizar tests para trabajar desde la parte cognitiva:

Individual: como el Cuestionario de las Cinco Facetas de Mindfulness (Baer y cols, 2006).

Parento-filial: como la Escala de Locus de Control Parental Versión Corta (Koeske, 1992), (Rayfeld & Eyberg, 1995)

Entrevistas semiestructuradas que incluyen: estructura familiar, funcionamiento familiar, información histórica (transgeneracional), relación conyugal, estilo de resolución de conflictos, prácticas parentales…

También podemos practicar actividades lúdicas y juegos tanto para adultos como para niños para representar la parte sensorial:

El objetivo es “despertar” y “agudizar” nuestros sentidos. Estar atentos y ser conscientes de nuestras sensaciones, dónde las sentimos, que emociones nos suscitan, asociar estas emociones a determinados momentos de la vida.

Con los ojos vendados:

1.- Se probaran diferentes alimentos (chocolate, limón, frutas, sal, azúcar…). En un primer momento la persona tomara esos alimentos sola, después otra persona será la encargada de acercar esos alimentos a su boca. Se pedirá que respondan a qué corresponde cada sabor y las diferentes sensaciones que les produce saborearlo. También la diferencia entre llevar esos alimentos a la boca por uno mismo o que se los dé otra persona.

2.- Texturas. Se tocarán diferentes texturas (mouse, agua, arena, papel de lija…), se tocarán diferentes objetos para describirlos y se tocarán diferentes rostros conocidos para saber quiénes son. También se pueden utilizar juegos de sensibilización para la piel con masajes y caricias con diferentes presiones, en diferentes lugares en el cuerpo y de distintos ritmos.

De esta misma forma se podrá trabajar con los demás sentidos, olfato, oído, vista (la vista se podrá trabajar a través de la observación de objetos, paisajes, rostros… durante unos segundos y describiendo después lo que se ha percibido visualmente y las sensaciones que ha despertado).

También trabajaremos con las percepciones que recibimos y que no corresponden a ninguno de los anteriores sentidos (sin ver, ni oír, ni tocar, ni oler, ni saborear), percibiendo las sensaciones que sientes al acercarse a ti una persona desde diferentes ángulos (con la vista y oídos tapados).

Estos han sido unos ejemplos del gran abanico de posibilidades que existe a la hora de practicar la atención consciente. La ventaja de trabajar desde el juego, desde lo lúdico, es que no crea tantas resistencias, es más divertido y ameno, reduce mucho la presión y la tensión y por tanto resulta más fácil contactar con nuestras sensaciones y emociones. Es un buen comienzo. Además si se hace en familia, favorece la vinculación afectiva, el acercamiento y tantos otros beneficios como se han expuesto en esta actividad que llegan a producir cambios de forma permanente en el día a día, no solamente cuando se está practicando el Mindfulness.

Sin duda, como podemos apreciar, son todo beneficios lo que obtenemos con la práctica del Mindfulness. Prueba la experiencia.

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