El reloj del trabajo no puede estar siempre en verde

Varela alerta en la Jornada de Seguridad y Salud de UGT Madrid: sin desconexión digital ni reglas para la IA, crecerán el estrés, los errores… y los despidos

10 de Noviembre de 2025
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El reloj del trabajo no puede estar siempre en verde
José Varela Ferrio, responsable confederal de IA y Digitalización y secretario del Gabinete Técnico de Comunicaciones y Cultura en UGT, en las jornadas, foto Agustín Millán

La Jornada Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Comunidad de Madrid, organizada por UGT Madrid, dejó un mensaje nítido: la digitalización ya está aquí y, si no se gobierna, se convierte en riesgo. José Varela Ferrio, responsable confederal de IA y Digitalización y secretario del Gabinete Técnico de Comunicaciones y Cultura en UGT, dibujó un mapa muy claro: del móvil al algoritmo, hay una cadena de decisiones que impacta de lleno en la salud mental, en el tiempo de descanso y en el puesto de trabajo. Y pidió reglas sencillas, medibles y exigibles.

Desconexión digital: tres peldaños que nos empujan al límite

Varela propuso una lectura fácil de un fenómeno que todos reconocemos: Hiperconectividad, Disponibilidad e Instantaneidad.
Primero, el trabajo entra en el móvil; después, la empresa asume que estamos “localizables”; y, por último, se espera respuesta inmediata. Un mensaje a medianoche que “solo” recuerda cambiar el tóner no es una anécdota: es carga mental acumulada. Según los datos que presentó, cuatro de cada diez personas que usan correo lo revisan antes de entrar y también por la noche, y las plataformas tecnológicas detectan picos de actividad entre las 20:00 y las 22:00 (en España, incluso más tarde). Ese hábito crea un bucle: pospones un mail, entran cinco, contestas “un minuto”… y el descanso desaparece.

La consecuencia no es abstracta: ansiedad, insomnio, irritabilidad y bajas por salud mental. La generación más joven, advirtió, siente la obligación de responder fuera de horario en menos de media hora “para no quedar mal”. Y aquí lanzó su tesis central: la desconexión debe ser un derecho fundamental vinculado al descanso. Si los tribunales no lo están leyendo así, toca aclararlo en la ley: fuera de jornada, no se trabaja; si se trabaja, se registra y se paga; y si hay riesgo psicosocial, la empresa debe intervenir (reorganizar tareas, pautar horarios, vigilar la salud más allá de lo físico).

Varela señaló referencias que ya funcionan. Portugal prevé sanciones cuando se normaliza la conexión fuera de horario. Su propuesta es simple: si no se puede garantizar, se prohíbe. Y mientras tanto, convenios colectivos con reglas claras: qué canales se usan, en qué horarios, cómo se gestiona la urgencia real y quién apaga la luz.

Inteligencia artificial: automatizar no es gratis

El segundo bloque de Varela se centró en la Inteligencia Artificial en el empleo. Dos vectores: Automatización de tareas y Dirección algorítmica (cuando un sistema asigna turnos, evalúa, selecciona o decide despidos). Con datos de organismos internacionales, alertó de que en España un 6,3% de los puestos podrían ver automatizadas casi todas sus tareas en un horizonte cercano. Eso equivale a 1,4 millones de empleos en riesgo, un millón de ellos ocupados por mujeres. Sumado al paro existente, nos situaría cerca del 18%: no es ciencia ficción, es planificación pendiente.

La industria ya usa IA para acelerar procesos rutinarios. ¿El riesgo? Intensificación del trabajo: si el algoritmo hace una tarea en ocho minutos, ese se convierte en el nuevo listón, todos los días. Y la dirección algorítmica añade otra capa: errores y sesgos. “Si la IA falla cuatro de cada diez veces, no puede decidir sola sobre personas”, resumió. La receta: transparencia algorítmica (saber qué sistemas hay, qué hacen y con qué datos), participación de la plantilla antes de desplegar la herramienta, y cláusulas de control humano en la negociación colectiva.

Reglas sencillas para convenios útiles

“Copiar la ley no basta”, insistió Varela. Cada empresa tiene turnos, picos de demanda y herramientas distintas. Los convenios deben bajar al suelo:

  • Política de desconexión con horario, canales y excepciones bien acotadas.

  • Registro y compensación de cualquier comunicación fuera de jornada.

  • Mapa de algoritmos que afecten a empleo, horarios, objetivos y evaluaciones.

  • Impacto psicosocial medido antes y después de implantar IA.

  • Derecho a la explicación cuando una decisión automatizada afecta a la persona.

Negociar no es poner trabas. Al contrario: cuando la implantación de IA se pacta con la plantilla, sube la productividad, mejora la satisfacción y baja el riesgo. Varela lo resumió en una línea: “Frente a la inteligencia artificial, usemos la inteligencia humana”.

La mirada de Patricia Ruiz: salud laboral con nombres y apellidos

En segundo plano, pero con mensajes muy concretos, intervino Patricia Ruiz, dirigente de UGT con responsabilidad en Salud Laboral. Su enfoque aterriza el debate en cifras y urgencias: las bajas por salud mental crecen desde 2016, las mujeres sufren más estrés, y las mutuas cuentan con recursos mínimos para atender estos casos: 16 psiquiatras y 70 psicólogos para toda España. Resultado: el sistema público se satura y la prevención llega tarde.

Patricia Ruiz, secretaria responsable de Salud Laboral de UGT, en las jornadas, foto Agustín Millán
Patricia Ruiz, secretaria responsable de Salud Laboral de UGT, en las jornadas, foto Agustín Millán

Ruiz subrayó además la brecha en pymes, donde se concentran el 74% de las muertes en el trabajo. Faltan evaluaciones de riesgos, fallan servicios de prevención ajenos y nadie asume responsabilidades cuando se incumple. En su agenda inmediata, dos líneas:

  1. Actualizar ya el cuadro de enfermedades profesionales (con perspectiva de género y exposición real a sustancias y riesgos climáticos).

  2. Aplicar de verdad los decretos de clima que prevén paralizar la actividad y conceder días retribuidos o teletrabajo en episodios extremos. “Derecho, no favor”, recordó.

UGT Madrid: del diagnóstico a la palanca

La organización anfitriona, UGT Madrid, puso marco y dirección: menos retórica y más cumplimiento. En prevención, donde hay sindicatos se muere menos, repiten. Por eso defienden delegados y delegadas territoriales que entren en empresas pequeñas, más crédito horario para la representación en prevención, formación real y controles efectivos. Y algo fundamental: el derecho a la desconexión y la gestión de la IA deben convertirse en materia habitual de la negociación colectiva.

Lo que cambia mañana

De la jornada sale una hoja de ruta concreta y comprensible para cualquier centro de trabajo:

  • Apaga el piloto automático: define horarios y canales. Si es urgente, que se note; si no, que espere.

  • Mide la carga invisible: notificaciones, chats, reuniones fuera de hora. Lo que no se mide, no existe.

  • Haz inventario de algoritmos: qué decisiones toman, con qué datos y con qué supervisión humana.

  • Pon la salud mental en el centro: recursos suficientes, protocolos claros y evaluación psicosocial periódica.

  • Firma reglas, no intenciones: el convenio es la caja de herramientas; úsala.

Varela dejó un aviso sencillo que sirve de cierre: si la tecnología aumenta la velocidad, la norma debe aumentar la protección. No para frenar, sino para llegar enteros. Porque la productividad se hunde cuando la gente quema su descanso, y la innovación se vuelve ruido cuando nadie entiende quién decide ni por qué.

La digitalización no es el problema; la ausencia de reglas lo es. Y las reglas, cuando se escriben con claridad y se cumplen, salvan salud, empleos y empresas. Esa, en esencia, fue la lección de Madrid.

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