El Gobierno español ha puesto en marcha un ambicioso plan para desconectar el material militar de origen israelí de las Fuerzas Armadas. La medida, que forma parte del paquete de nueve acciones anunciadas por Pedro Sánchez para aumentar la presión contra Israel por la ofensiva en Gaza —calificada por el Ejecutivo de “genocidio”—, supone un embargo de armas que afecta tanto a contratos directos como a licencias de producción vigentes en España.
Según publica La Vanguardia, el Ministerio de Defensa trabaja junto a las principales empresas del sector, como Indra y Escribano (EM&E), para encontrar soluciones que eviten que el Ejército pierda capacidades operativas. “El objetivo es que no haya retrasos en los programas en marcha”, ha insistido la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Una sustitución compleja
El caso más relevante es el del sistema lanzacohetes Silam, cuyo contrato de 700 millones de euros fue anulado la semana pasada. Este sistema, fabricado en España bajo licencia de la israelí Elbit Systems, dejará de producirse. La industria nacional no cuenta hoy con un sustituto equivalente, lo que obliga a estudiar compras temporales de sistemas similares a fabricantes de Estados Unidos, Alemania o Brasil.
Otro programa afectado es el del blindado 8x8 Dragón, cuya torre utiliza misiles Spike LR2 fabricados por la filial española de la israelí Rafael. Este contrato también ha sido cancelado y Defensa deberá buscar un misil alternativo. La europea MBDA podría proporcionar una solución, aunque en el mercado también existen opciones como el Javelin, de producción estadounidense.
El contrato de radios militares —1.500 millones de euros— adjudicado a Telefónica, Icox y Elbit, también queda en el aire. Indra ya ha propuesto una alternativa basada en su alianza con la finlandesa Bittium para desarrollar radios por software.
Impacto limitado en la industria
A pesar de la magnitud de la medida, el efecto económico sobre la industria española de defensa será reducido. De acuerdo con datos del Ministerio de Economía, las exportaciones a Israel representaron menos del 0,06 % del total en el primer semestre de 2024, con un valor inferior a 1,15 millones de euros.
El presidente de Indra, Ángel Escribano, ha querido enviar un mensaje de tranquilidad: “Tenemos proveedores alternativos a todas las fuentes de suministro. No es un problema para nosotros y lo tenemos totalmente controlado”, declaró esta semana.
Desde Comisiones Obreras en Indra aseguran que la compañía ya había previsto esta eventualidad y tenía identificados posibles reemplazos europeos y nacionales para los componentes israelíes.
Presión diplomática
El embargo de armas es parte de un paquete más amplio de medidas con el que el Ejecutivo español pretende “estar en el lado correcto de la historia”, en palabras de Sánchez. Además de prohibir la compra y venta de armamento a Israel, el plan incluye impedir el tránsito por territorio español de aviones y barcos con material bélico con destino al país.
La respuesta israelí no se ha hecho esperar: el Ministerio de Exteriores de Israel ha acusado a España de antisemitismo y ha prohibido la entrada en el país a la vicepresidenta Yolanda Díaz y a la ministra de Juventud, Sira Rego. También ha llamado a consultas a la embajadora española en Tel Aviv.
Una oportunidad para la industria nacional
Aunque el plan de desconexión representa un desafío tecnológico, también supone una oportunidad para reforzar el sector de defensa español. “Si existen productos nacionales que puedan dotar al Ejército de las mismas capacidades, se priorizarán”, señalan fuentes de La Vanguardia. En caso contrario, se recurrirá a proveedores europeos.
Las empresas piden al Gobierno que la adjudicación de estos contratos no se concentre en pocos grupos industriales y que se agilicen los procedimientos de contratación. “El reparto equilibrado de los programas es fundamental para mantener el tejido productivo”, subrayan desde el sector.
Un mensaje político
Más allá del plano militar, la decisión del Ejecutivo es también un gesto político y diplomático. El embargo busca enviar un mensaje de firmeza al Gobierno de Netanyahu y presionar para el cese de la ofensiva en Gaza. “España no puede ser cómplice del exterminio de un pueblo indefenso”, afirmó Sánchez en su comparecencia.
El plan de desconexión no solo implica la sustitución de sistemas de armas, sino también la búsqueda de autonomía tecnológica en el largo plazo. Un proceso que, según reconocen en Defensa, llevará años, pero que puede situar a la industria española en una posición de mayor autosuficiencia y liderazgo dentro de Europa.