La economía española mantiene el tipo: crece un 0,6% en verano pese al frenazo exterior

El consumo y la inversión sostienen el avance del PIB, mientras las exportaciones se debilitan por la crisis global y los aranceles de Estados Unidos

29 de Octubre de 2025
Actualizado a las 12:01h
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La economía española mantiene el tipo: crece un 0,6% en verano pese al frenazo exterior
Plaza de Callao en Madrid, foto Agustín Millán

La economía española sigue avanzando, aunque a un ritmo más moderado. El Producto Interior Bruto (PIB) creció un 0,6% entre julio y septiembre, según los datos adelantados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es un incremento menor que el del segundo trimestre, cuando la economía subió un 0,8%, pero suficiente para encadenar nueve trimestres consecutivos de crecimiento sólido. En comparación con el mismo periodo de 2024, el avance es del 2,8% interanual.

Aunque el ritmo se frena ligeramente, España continúa mostrando una resistencia destacable en un contexto internacional complicado, marcado por la desaceleración europea, la inestabilidad política en Francia y, sobre todo, la nueva oleada de aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos europeos.

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El consumo impulsa el crecimiento

El principal motor de la economía española ha sido, una vez más, la demanda interna, es decir, el conjunto del consumo y la inversión. Entre julio y septiembre, el gasto de los hogares aumentó un 1,2%, duplicando el ritmo del trimestre anterior. El consumo público también creció un 1,1%, reflejo de una administración más activa en inversión y servicios.

El Ministerio de Economía atribuye esta mejora a la fortaleza del mercado laboral y a la recuperación del poder adquisitivo de las familias, impulsada por la moderación de la inflación. De hecho, la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre situó el número de trabajadores en 22,4 millones, la cifra más alta de la historia, aunque el paro repuntó ligeramente al 10,4%.

La inversión también jugó un papel clave, con un crecimiento del 1,7% respecto al trimestre anterior. Destaca especialmente la inversión en propiedad intelectual, que incluye patentes, derechos de autor y marcas, con un repunte del 2,4%. Asimismo, la inversión en maquinaria y bienes de equipo se aceleró al 1,7%, mientras que la construcción, aunque más lenta, aumentó un 0,8%.

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El sector exterior frena el impulso

No todo fueron buenas noticias. El sector exterior, que engloba las exportaciones y las importaciones, fue el gran lastre del trimestre. Las exportaciones de bienes y servicios cayeron un 0,6%, lo que restó seis décimas al crecimiento del PIB. Las importaciones, por el contrario, aumentaron un 1,1%, impulsadas por la fuerte demanda interna y por el desvío de productos asiáticos hacia Europa debido a las tensiones comerciales con Estados Unidos.

Este cambio de tendencia supone un giro importante respecto a los años posteriores a la pandemia, cuando el sector exportador fue el gran motor de la recuperación. Ahora, en un entorno de mayor proteccionismo y menor dinamismo global, las ventas al exterior se han estancado. Según los últimos datos del Gobierno, entre enero y agosto las exportaciones apenas crecieron un 0,3% respecto al año anterior.

Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, subraya que el resultado “confirma la desaceleración prevista, con un comportamiento desigual: mientras el consumo y la inversión van mejor de lo esperado, el sector exterior se ha debilitado más de lo previsto”.

Sectores productivos: el verano modera el pulso

Desde el punto de vista de la oferta —es decir, los sectores productivos— la mayoría mantienen un crecimiento positivo, aunque más suave que en trimestres anteriores. Los servicios, que representan la mayor parte del PIB, crecieron un 0,8%, frente al 1% del trimestre anterior. Dentro de este grupo, el comercio, el transporte y la hostelería —fuertemente afectados por la estacionalidad del verano— avanzaron un 0,9%.

La construcción, afectada por la ralentización del mercado inmobiliario, creció también un 0,8%, mientras que la industria lo hizo un 0,5%, dos décimas menos que en primavera. Por su parte, la agricultura y la pesca frenaron su caída: del -6,6% anterior pasaron a un -0,4%, lo que sugiere cierta estabilización tras meses de sequía y altos costes energéticos.

Los economistas hablan de “madurez del ciclo”

Para Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics, “más que agotamiento, lo que se observa es una vuelta a tasas de crecimiento sostenibles, después de años de recuperación por encima del 3%”. En su opinión, el gran desafío será mantener un equilibrio entre el consumo interno y la competitividad exterior.

El economista Javier Santacruz coincide: “España está en la fase de desaceleración natural del ciclo económico. Las tasas seguirán siendo positivas, aunque algo más moderadas. Lo importante es que el crecimiento español sigue siendo superior al de la mayoría de economías europeas”.

En un contexto global de incertidumbre comercial, inflación persistente y tensiones políticas, España mantiene un diferencial positivo frente a países como Alemania, Francia o Italia, cuyas economías crecen a ritmos mucho menores o incluso se estancan.

Perspectivas para el cierre del año

Los analistas coinciden en que 2025 será un año positivo para la economía española. BBVA Research y el Consejo General de Economistas prevén un crecimiento del 3%, mientras que el Fondo Monetario Internacional y Funcas lo sitúan en torno al 2,9%. El Gobierno, algo más prudente, mantiene su previsión en el 2,7%, aunque podría revisarla al alza en las próximas semanas.

El Ministerio de Economía considera que “la resistencia del PIB confirma la fortaleza del modelo español y la efectividad de las políticas de empleo y apoyo al poder adquisitivo”.

El desafío, según los expertos, será sostener este equilibrio entre la fortaleza del consumo y la debilidad de las exportaciones, en un contexto de inflación moderada y altos tipos de interés.

En palabras de Raymond Torres, “España ha demostrado que puede crecer sin depender exclusivamente del turismo o del comercio exterior, pero la clave del futuro estará en aumentar la productividad y la inversión en innovación”.

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