Arde Italia, de indignación y vergüenza ajena. Su gran ídolo del momento, el magnífico, aunque siempre sospechoso de irregularidades o ilegalidades, Jannik Sinner, ha dejado claro que no va a jugar la Copa Davis.
Por supuesto ha dicho que se debe a problemas de agenda y a que no debe gastarse.
Está bastante claro que si le hubiesen ofrecido 8 millones de dólares, como en los torneo de Los Seis Reyes del Islam, perdón, el Slam de Los Seis Reyes, seguro que Jannik habría ido a representar a su país en la Copa Davis tan contento.
Ya lo decíamos en un artículo hace apenas unos días: A ALCARAZ NO LE PONE EL DINERO, pero eso es una rareza más, grandeza y rareza, del mito del Palmar.
Entendemos perfectamente las razones de Sinner, "fistro pecador" que le llamaría el nunca olvidado Chiquito de la Calzada. Las entendemos, pero también entendemos el enfado de los italianos.
Sin embargo, el mundo actual está dibujado así y el dibujo es clarísimo: lo primero es el dinero y eres un héroe si tienes mucho aunque lo hayas ganado del modo más oscuro. Viva Pablo Escobar.
En verdad lo de la Copa Davis es algo ya antiguo, que huele a viejuno. Entristece que sea así, pero es lo cierto.
La distribución de la riqueza en el mundo actual es un desastre absoluto. Y la ostentación del exceso de dinero una vergüenza y una bofetada para casi todos.
Pobre Jannik Sinner. Pobre, aunque sea tan rico.
Tigre Tigre