Y lo será por novena vez. E igualará al mítico Valentino Rossi.
Le estamos dando por hecho porque así lo siente el piloto de Cervera. En verdad nadie puede hacerle sombra. Le saca ciento treinta y dos puntos de ventaja a su más inmediato seguidor, que no es otro que su propio hermano, Álex.
Tres puntos más y matemáticamente será campeón. Pero hoy ya es campeón. ¿Lo es?
Tiene su peligro, su desafío al mal fario, el dar por hecho algo en la vida. Lo bien que nos va, la salud que tenemos, cómo nos quiere nuestro perro o aprecia nuestro anciano jefe... Pero en verdad nada es seguro, y las gentes prudentes recuerdan siempre la famosa frase de Lawrence Durrell en el "Cuarteto de Alejandría", más bien grosera pero muy clara y significativa:
El mundo es como un pepino, hoy lo tienes en la mano y mañana metido en el culo.
En verdad no creemos que Marc Márquez esté tan confiado como sus millones y millones de seguidores. Es un deportista que sabe lo que es caerse y lesionarse, que sabe que el pepino cambia de sitio y no siempre está en la mano. Estará muy contento, sí, en el Gran Premio de Japón en todo momento, pero también estará con la guardia altísima.
Probablemente lo conseguirá. Casi seguro.
Aunque por otra parte no tiene nada de malo empezar ya a celebrarlo. Incluso si algún imprevisto retrasase la consecución de su noveno mundial. Que le quiten "lo bailao" a los felices aficionados.
Tigre Tigre
(Este artículo está dedicado a Antonio Benito Sánchez, el del estanco de Narváez, que fue quien me convenció, con su natural entusiasmo, para que lo escribiese. Gracias Antonio.)