Estaba cantado. Se daba por hecho. Pero había que rematar. Nada de euforias precipitadas antes de tiempo. Nada de arriesgar y poner en peligro lo que estaba ya al alcance de los dedos.
Solo necesitaba tres puntos. No habría tenido sentido arriesgarse para ganar la carrera. Un segundo lugar, detrás de Pecco Bagnaia era suficiente. Más que suficiente
Motegi es un circuito que se le da especialmente bien al Centauro de Cervera. Es la tercera vez que celebra allí un Mundial.
Cinco años de sequía. Qué bien sabe lo que se logra después de hacerse esperar.
Ya iguala Valentino Rossi en nueve títulos mundiales. Aunque aún sobreviven los récords de Ángel Nieto, 13, y Giacomo Agostini, 15.
Si Carlos Alcaraz gana también en el torneo de Tokio, y en un principio parecería lo más natural, tendremos que decir que Japón es tierra de promisión para el deporte español.
Felicidades, don Marc. Sabemos que vencerte a ti mismo después de las caídas y las lesiones ha sido más difícil que adelantar a cualquier otro rival.
Tigre Tigre