Después de la carrera de Austin no sólo se ha convertido en favorito Max Verstappen, sino que parece que no va a haber lucha posible. La afición quería una vuelta de tortilla, que hubiese competición hasta la última carrera del Mundial por el título de campeón del mundo de conductores. Pero tiene pinta de que Verstappen puede ganar todas las carreras de aquí al final: las cinco largas y las dos sprint o cortas.
No queríamos eso. No queríamos que el Red Bull fuese otra vez más rápido que ningún otro coche. Queríamos coches igualados. Nervios y pulsos.
Queremos que McLaren recupere su grandeza. Queremos que Max Verstappen no simplemente se divierta y se meta otro título en el bolsillo porque las máquinas de sus rivales son otra vez inferiores. Queremos que no se divierta. Queremos que sufra, como aquella vez con Hamilton. Queremos que el Mundial se decida en la última vuelta. Y si lo gana Piastri, o lo gana Norris, o lo gana Verstappen, nos parecerá magnífico. Aplaudiremos con el mismo entusiasmo. No somos fans de ninguno, sólo de la competición y la incertidumbre hasta la ultimísima curva de la ultimísima carrera.
Tigre Tigre