Cuando se alían marketing editorial y oportunismo político hay best sellers de memorias selectivas, códigos de auto-ayuda o dogmas para esa mayoría silenciosa que exige rigor y que vota útil. Aznar, Rajoy, ZP o Alfonso Guerra son prolijos en tales empeños. Adolfo Suárez y Felipe González permanecen inéditos. Mientras, el sevillano tiene biblioteca a su nombre, del inolvidable abulense sus recuerdos habría dinamita en papel. ¿La verdad de la transición que concilió seguirá secreta?
La obra de Pedro Sánchez Manual de resistencia (Península, 2019) aloja dudas sobre si tuvo ayuda tras cuestionarse la originalidad de su tesis doctoral previa. Pero el inquilino de Moncloa profetizó sobre cómo acantonarse en el poder. Ahora su colega andaluz, Juanma Moreno, le imita con el Manual de convivencia, la vía andaluza (Espasa, 2025). Lo escriben a seis manos: Sebastián Torres, Santiago Salas y Javier Recio.
La propuesta de Moreno, según este libro, añade un estilo de relación con los demás “marcado por la serenidad, el respeto y la escucha activa, evitando cualquier expresión agresiva o estridente”. Aclara que su estreno como autor no son las recurrentes memorias, ni estamos ante una autobiografía. La causa: próximas elecciones. Y se pasó lista en la concurrida presentación sevillana del volumen. Moreno repite, y es verdad, que «era una hazaña imposible llegar a la Junta».
Si desarrollamos el índice de la obra, la convivencia que pondera Moreno arranca con su salto a la política tras infancia de emigración barcelonesa de su familia y el sincero retrato de su padre, ya fallecido. El relato (no los hechos) enlaza empatías lejanas de polaridades partidistas que nos inundan. Con Pedro Sánchez rememora sus pocos minutos cómplices en un palco. Moreno se postularía en el libro como el yerno ansiado por las suegras, el cuñado humilde o el amigo que no defrauda. ¡Oído, cocina!
Temas como liderazgo, la gestión del cambio andaluz tras casi 40 años de poder omnímodo del PSOE-A o el papel de la inmigración en las sociedades modernas cercan el contexto político andaluz para Moreno, aunque el PP andaluz se dirige desde Madrid, calle Génova.
Moreno presidió en Andalucía un trifachito, Susana Díaz dixit, gobernando con Ciudadanos y apoyado por Vox (2019-2022). Perdió ante la hoy tertuliana televisiva, pero ocupó el Palacio de San Telmo pírricamente. Desde 2022 disfruta de mayoría absoluta con sonrisas.
Distintos capítulos de la obra se sumergen en la actualidad política ajena a Andalucía, como si quisiera Moreno ser cronista extra andaluz. Honra a M. Rajoy, se cuadra ante Feijoo, respeta al irrepetible Pepe Mujica y no olvida a Javier Imbroda. ¿Se idea así iluminar, con su ejemplo andaluz, el hartazgo popular de la política? Cambiar el símbolo institucional de Andalucía tras pleitos y renovar el logo de la Junta andaluza fueron el aperitivo. Después encontramos mucho buenismo y más sonrisas.
Con la mayoría absoluta, Moreno hasta quiso reinventar la historia del sur con Clavero Arévalo (qepd); aquel ministro para las Regiones de UCD que repartió ‘café para todos’ aunque ahora vascos y catalanes lo degustan con leche, azúcar, copa y puro. Y encima la cuenta la pagamos los demás.
Distintos capítulos de la obra se sumergen en la actualidad política ajena a Andalucía, como si quisiera Moreno ser cronista extra andaluz. Honra a M. Rajoy, se cuadra ante Feijóo, respeta al irrepetible Pepe Mujica y no olvida a Javier Imbroda
Los estándares que abandera el progresismo monclovita (incluidas paradojas conservadoras de Junts y PNV) los aborda Moreno en su opera prima: igualdad, bulos y fango, consensos mil y hasta pautas de la política internacional. Calienta ya en el banquillo como copresidente del Comité Europeo de las Regiones (CDR). La ambición de Moreno está intacta.
Cuando al jefe le escriben los libros sus empleados de San Telmo se replica a Sánchez con la concordia que logró cincelar Suárez en su lápida. A Moreno el SAS (Servicio Andaluz de salud) equivale a aguafiestas tras dejar hacer a cuenta, en principio, de la descoordinación sobre el cribado del cáncer. El gabinete de crisis carece de reflejos. No basta cortar cabezas. El éxito de Moreno que explica su Manual choca con la crudeza de la deteriorada sanidad pública andaluza. La periodista Patricia Godino recalca que hay descoordinación entre el SAS y su Consejería. Cunde la desmotivación, el heredado enchufismo del PSOE y la ‘movilidad exterior’, como bautizó la exministra Fátima Báñez a la fuga del talento joven. Médicos y enfermeras andaluces emigran; el SAS paga menos que nadie.
El Manual de convivencia de Moreno Nocilla, como tildó al líder andaluz Antonio Burgos (qepd) se ha desnaturalizado. Peligra su mayoría absoluta porque el confort en el poder caduca. Y las buenas palabras o sonrisas no sirven ya. También chirrían los gritos de su opositora socialista, María Jesús Montero, también ministra de Hacienda y vicepresidente. Más chirría que viva y trabaje en Madrid, desde donde sueña recuperar Andalucía.
Más convivencia, vía andaluza
El escándalo de los cribados lo amenaza todo, hay ya cientos de denuncias. El libro de Moreno precisa posdatas, para no desconfiar de la sanidad pública, desbordada también por la longevidad humana, absentismo laboral, campañas vacunales, efectos post Covid19, aumento de enfermedades crónicas y la costosa cura del cáncer. Jesús Maeztu, Defensor del Pueblo andaluz, añade que hay desapego al SAS.
Desconocemos si a Moreno la convivencia chachi-piruli que preconiza en su Manual imita también al presidente Sánchez con su esposa, Begoña Gómez, imputada por crear una cátedra en la Universidad Complutense por donde fluyeron negocios y licitaciones sin el imperativo concurso.
Dicen que la elegante Manuela Villena, cónyuge de Moreno, es artífice silente de su éxito. Es decir, el cerebro que manejaría los hilos del poder. Oficialmente es directiva de Bidafarma, una macrocooperativa farmacéutica andaluza. Su presidente, el millonario Antonio Mingorance, también es presidente andaluz de colegios de boticarios, lidera empresas logísticas y es consejero bancario.

Tanto cargo, tanto poder genera conflictos. Uno es ser juez y parte con los fármacos que pagan los contribuyentes. El irrepetible Spiriman (el doctor Jesús Candel, 1976-2022) denunció algunos negocietes de Mingo. Tras morirse este héroe granadino hubo calma, pero quién sabe. Los trapicheos sobre boticas darán que hablar cuando se cruzan algunos apellidos.
Felicitamos a Moreno por su ópera prima ya en librerías. No estará de más una segunda parte donde explique que goza de miles de votos socialistas prestados, que corroboró con auditorías a la carta la ‘administración paralela’ que heredó del PSOE y que si quiere seguir en San Telmo debe resolver en Andalucía y consultar menos a Madrid.
El éxito, señor Moreno, tiene servidumbres, avalistas y cobradores. Las urnas alojan votos. Y estos no los apadrina nadie. Es la voluntad popular quien decide el gobierno. Con un libro no se ganan elecciones. Sólo es parte de la palabrería que usa el marketing de la política que preside hoy el mundo.