Karim Hauser, presentación en La Estupenda

21 de Diciembre de 2025
Actualizado a las 10:21h
Guardar
Karim Hauser.
Karim Hauser.

Lleva un sombrero como el mío, no exacto pero sí bastante parecido. Se suelen favorecer mutuamente: los escenarios y los sombreros. A su izquierda está Nuria Gómez de la Cal, y junto a ella: Gonzalo Escarpa. Es gracias a este último que conozco a Karim Hauser: uno de los más interesantes personajes que habitan el mágico mundo que gira alrededor de mi muy querido amigo.

Abre el acto Iván Vergara, todo energía y entusiasmo. Vergara es el editor de BAZAR DE ESTADOS FALLIDOS (Editorial Ultramarina).

Curiosamente, de modo accidental, contacté hace poco con él a través del guasap: tenía su teléfono en mi agenda, debí apuntarlo en alguna de las fiestas/presentaciones de Scarpa (vuelvo a quitarle al apellido la E, en homenaje a los viejos tiempos), pero nunca nos habíamos escrito. Le llamé, o escribí, no recuerdo. Ninguno tenía la menor idea de quién era el otro, pero -educadamente- quedamos en vernos. Y el destino decidió que sí, que íbamos a vernos. Se lo agradezco, al destino; y también a Karim Hauser, que me puso en una de las listas cortas de invitados a sus presentaciones. Yo estuve en la del viernes, pero el sábado iba a haber otra (con Antonio Rómar oficiando maestro) de ceremonias. Después de Vergara comenzaron a leer, en voz alta y para todos nosotros, el prólogo del libro Scarpa y Nuria. Desenfundé la cámara. “Algo cortito y lo subo a youtube y así quedo bien y dejo testimonio de que he venido”, me dije. ¿Cortito? Un güevo. Quien tenga la generosidad y paciencia de aguantar los once minutos del video al que llevo el enlace que dejo a continuación verá como en algunos momentos tiembla el trípode: mis manos de niño viejo.

El show, brillante, divertido y magnífico, duró casi hora y media, pero sólo me atreví a desenfundar la cámara una segunda vez, no más, porque Karim anunció que iba a leer un poema corto.

El libro tiene doscientas páginas, y por lo tanto todavía no me lo he leído entero, apenas un poco de chapoteo y de pasear por la playa de sus páginas escogiendo, como si fueran piedrecitas o conchas, algún verso: 

“Lámeme pues,/ no seas pusilánime/ gurrumina, ven, engomíname:/engorílame despacio/ y perfora esa alfombra oceánica/ para bucear con astrolabios de bronce/ las mil y una lenguas submarinas”.

Añado que, como objeto, BAZAR DE ESTADOS FALLIDOS también es bellísimo. Y si fuera menos perezoso explicaría aquí lo que contó Iván Vergara sobre la poesía de los nuevos españoles, los que son de aquí y viven aquí no por nacimiento, sino por elección, o por imperativo del misterio. Ya quedaré con él para charlar algún día, nos lo hemos prometimos, y le dedicaré un artículo, o le ofreceré esta tribuna para que él lo cuente del modo que considere más conveniente y correcto.

Gran velada. Gente que hace del mundo un lugar mejor. El “timbre”, como diría el resucitado señor Scarpa, era.

Excelsior.

 

 

Lo + leído