Juan Carlos I revela que hubo tres golpes el 23F y que estaban implicados políticos "cercanos" al franquismo

En una entrevista con Le Figaro Magazine, el monarca asegura que se sintió "traicionado" por el general Armada

29 de Octubre de 2025
Actualizado a las 10:36h
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Juan Carlos I en una imagen de archivo
Juan Carlos I en una imagen de archivo

Estos días, el rey emérito Juan Carlos I publica su libro de memorias, Reconciliación, que verá la luz a principios de diciembre. Y para promocionarlo ha concedido una entrevista a Le Figaro Magazine, en Francia, a quien ha dejado un titular impactante: “Hubo tres golpes el 23-F. Armada me traicionó”. Basta ese anticipo del menú para garantizar el pelotazo editorial.

Además, el monarca denuncia “presiones” de hasta un año para que su obra no saliese al mercado, presiones que solo han podido llegar de Casa Real. La relación con los reyes de España Felipe y Letizia no es precisamente buena tras el escándalo de Hacienda y el posterior exilio a Abu Dabi. Por si fuera poco, el acuerdo para que la esperada publicación coincida con el cincuenta aniversario de la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975) tampoco era del agrado de Zarzuela. “¡La democracia española no cayó del cielo! La quise desde el principio, y mi libro cuenta esta historia”, asegura Juan Carlos I.

Pero, sin duda, lo que más expectación despierta es su relación con el 23F. En una cena en el Palacio del Elíseo, organizada por Emmanuel Macron con motivo del ingreso de Mario Vargas Llosa en la Academia Francesa en 2023, se habló de la conjura. Esa noche estaba presente el novelista Javier Cercas, autor del libro Anatomía de un instante, donde se sugiere que el monarca veía con buenos ojos el golpe de Estado ante la grave situación política por la que atravesaba el país. “Le dije: ¿Cómo puedes creer que yo estuve involucrado?”, le confesó a los periodistas franceses.

En sus memorias, el emérito traza la mecánica precisa de la traición de uno de sus amigos más cercanos, el general Armada. “No hubo un golpe, sino tres golpes. El golpe de Tejero, el golpe de Armada y el golpe de los cargos electos cercanos al franquismo. Alfonso Armada estuvo a mi lado durante diecisiete años. Lo quería mucho, y él me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”, señala. Las revelaciones son, sin duda, importantes. ¿Qué quiere decir Juan Carlos I con que había gente del franquismo que organizó otra asonada? ¿Se trata de la rama civil que nunca quedó suficientemente aclarada? ¿Quién estaba al tanto de ese plan, había políticos importantes de la derecha española implicados? Este dato podría ser novedoso y crucial, ya que hasta la fecha no se había indagado en esa trama de cargos electos. Urge, por tanto, reabrir la causa, ordenar una nueva investigación para llegar al fondo del asunto, el más oscuro episodio de nuestra historia sobre el que algunos se empeñan en pasar de puntillas, arrojando un manto de silencio y ocultando la verdad de los hechos. Que el rey Juan Carlos admita la existencia de tres golpes de Estado, no solo uno, resulta cuando menos sorprendente. Si bien es cierto que esa hipótesis se había lanzado alguna vez en algunos ensayos y trabajos periodísticos, judicialmente, oficialmente, siempre se habló de una sola conjura única y bien tramada. Estamos, no cabe duda, ante una revelación importante hecha por el actor principal de aquella jornada tan bien teatralizada como aciaga para este país.

Por otra parte, llama la atención su opinión sobre un dictador sangriento como Franco, que cree que proyectaba sobre él algún sentimiento “paternal” y que, en su opinión, le hizo rey “para crear un régimen más abierto”. Juan Carlos I defiende la democracia como la “herencia” que dejó a España, expresa su deseo de renovar una relación “armoniosa” con su hijo, Felipe VI, y sobre todo de regresar a su “hogar” tras cinco años de exilio en Abu Dabi. 

Al monarca le gustaría ser recordado como “el rey padre”, algo difícil si tenemos en cuenta que un buen padre siempre le dice la verdad a sus hijos, y no parece el caso, no solo por todo lo que ha acontecido con sus declaraciones de renta, el dinero negro y los ahorros no explicados en fundaciones y en bancos suizos, sino por lo que él mismo cuenta ahora sobre la trama golpista que estuvo a punto de arrastrar a España a una segunda guerra civil. “Tras cuarenta años de dictadura, le di a los españoles una democracia que sigue viva; es mi herencia”, declara, al tiempo que recuerda que cuando llegó al poder “tenía la brújula, pero no el plan” para llevar al país desde la dictadura de Franco hasta el régimen democrático. Confiesa a los muchachos de Figaro la sensación de vértigo que sintió al encontrarse, a los 37 años, como monarca absoluto. “Durante dos años, tuve todos los poderes. El poder de indultar o refrendar la pena de muerte. No tuve que hacerlo, gracias a Dios, porque en ese momento, si hubiera dicho que no, los generales me habrían derrocado”.

“Dudé en escribir este libro, pero poco a poco me di cuenta de que los hijos y nietos de mis amigos no tenían la menor idea de Franco ni de la transición democrática que le siguió. Y, sin embargo, ¡los años setenta no han pasado tanto!”. Sobre la continuidad y el futuro de la monarquía manifiesta: “Leonor que tenga seguridad en sí misma, que cumpla con su deber con simpatía y amabilidad, que sea la garante del respeto a la Constitución Española”. “La obra de mi vida”, concluye sobre el libro, donde muestra su preocupación por un mundo donde el autoritarismo y el populismo retornan con fuerza: “Es más fácil destruir una democracia que construirla”. En cualquier caso, Juan Carlos I espera que sus memorias exorcicen “nuestros demonios, que están regresando”, advierte. En definitiva, estamos ante un ensayo histórico que dará que hablar, y mucho, en los próximos días.

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