Ayer, medio ecosistema comentaba en bucle las conclusiones del Abogado General sobre los interinos. Opinión fundada, sí; vinculante, no. El grano, entretanto, está en otro campo: una sentencia fresca del TJUE contra Grecia que aprieta donde más duele (el bolsillo) con multa diaria y suma a tanto alzado. Ahí está la lección para España y para los interinos.
La paja
El dictamen del Abogado General (asunto C-418/24, “Obadal”) reordena ideas y pone negro sobre blanco algo esencial: el famoso “20 días/año con tope de 12 meses” no es sanción del abuso, es una compensación de extinción; no disuade ni repara en serio, y menos cuando la relación ni siquiera se ha extinguido. A eso le llama no garantizar la “reparación íntegra” del perjuicio. Bien por la claridad. Pero recordemos: son conclusiones, no sentencia; orientan, no obligan. Lo repiten hasta los blogs de referencia del sector.
El grano
Mientras se debate sobre si la fijeza debe ser remedio único o parte de un combo de sanciones, el Tribunal de Justicia ya ha condenado a Grecia a pagar una multa coercitiva diaria de 12.500 € hasta ejecutar una vieja sentencia, más una suma a tanto alzado de 5,5 millones por el retraso acumulado. No es teoría: es ejecución forzosa pura y dura, con criterios de gravedad, duración, reiteración y capacidad de pago.
Traducción simultánea para el caso español: cuando un Estado incumple de forma contumaz, la solución europea ya no será una columna de opinión… es y será la contabilidad. Es la primera, ha tardado en llegar, pero ya está aquí.
Por qué importa (y mucho).
- Hoja de ruta sancionadora. La sentencia griega enseña el “dúo” del artículo 260 TFUE: multa diaria para cortar el incumplimiento y suma alzada para castigar lo ya sufrido. Ese es el mecanismo que puede y debe activarse cuando un Estado prolonga remedios ineficaces. Si la Comisión lleva a España a la fase sancionadora por la temporalidad pública, el TJUE tiene el martillo listo.
- Efecto útil vs. paños calientes. La lógica de “te cuesta cada día” hace infinitamente más por disuadir que una indemnización plana que llega —si llega— al final del trayecto. Aquí la reparación íntegra del AG y la coerción económica del TJUE se dan la mano.
- Se acabó el “ya si eso convocamos”. La sentencia recuerda que promesas, planes difusos y prórrogas eternas no valen si el incumplimiento persiste: cuentan los hechos y los plazos. Aplicable al “indefinido no fijo” prolongado y a estabilizaciones que no sancionan el abuso concreto. Y eso es crucial.
Qué hacer (agenda mínima para no perder el grano)
- Empujar la vía de infracción hasta el final. Que la Comisión deje de marear la perdiz con informes y pase del 258 al 260 si no hay sanciones efectivas, disuasorias y proporcionadas en España. Cada mes sin acción es dinero y daño acumulado.
- Litigar con doble carril. En casa, pedir astreintes (multas coercitivas en ejecución) cuando haya fallos incumplidos; en Luxemburgo, exigir reparación íntegra y “medidas compuestas” (conversión + indemnización plena, o indemnización reforzada si no hay conversión).
- Cuantificar en serio. Daño profesional, carrera, trienios, concursos perdidos, intereses y daño moral por incertidumbre prolongada. Nada de tarifas planas que caben en una servilleta.
- Transparencia y prueba. Pedir a la Comisión su expediente de eficacia real de los “remedios” españoles y, en lo contencioso, exigir que aflore el dato duro: convocatorias, tiempos, cese y reingreso, impacto en pensiones. (Sin datos, la paja vuela lejos).
En España discute si el ángel pasa o no pasa por la aguja (¿fijeza obligatoria? ¿sí, no, depende?), mientras el TJUE ya está pasando la factura a un Estado por desobediencia prolongada a una de sus sentencias. La paja es pelear por el titular del día sobre una opinión (valiosa, sí) del Abogado General. El grano es entender que el Derecho de la UE trae, por la puerta de atrás, herramientas para que el abuso duela a quien debe dolerle. Y que, cuando duelen, las cosas se arreglan más deprisa.
En fin, menos ruido y más trigo. Que cada cual elija en qué quiere invertir su tiempo: en comentar la paja (ayer trending topic) o en cosechar el grano que ya está crecido y listo para pasar por caja. Porque en Europa, cuando se acaba la poesía, empieza la aritmética. Y la aritmética siempre paga en efectivo.