violencia Machista: Refuerzo en marcha ante un riesgo que aumenta

Igualdad e Interior reactivan la coordinación para actualizar los protocolos de VioGén ante el repunte de asesinatos machistas y el impacto estacional de la violencia en Navidad

05 de Noviembre de 2025
Actualizado a las 12:21h
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Refuerzo en marcha ante un riesgo que aumenta

El Ministerio de Igualdad ha solicitado una reunión técnica con Interior para afinar la respuesta institucional ante los últimos crímenes machistas. El refuerzo se plantea con vistas a un periodo especialmente delicado, las fiestas navideñas, donde aumentan los factores de riesgo para muchas mujeres. A este paso se suma el comité de crisis convocado para el 12 de noviembre, con participación autonómica y profesional. El sistema existe y funciona, pero necesita revisión constante para que ninguna alerta quede desatendida.

Un ajuste técnico frente a una violencia cambiante

Ana Redondo lo dejó claro tras el minuto de silencio ante su ministerio: cada asesinato obliga a revisar la respuesta, no desde la excepcionalidad, sino como parte del trabajo cotidiano. VioGén no está en cuestión. Lo que se pone sobre la mesa es su capacidad de adaptación a contextos que mutan y a formas de violencia que se sofistican.

El refuerzo acordado con Interior busca mejorar la coordinación entre cuerpos policiales, juzgados y servicios sociales, cerrar posibles grietas en el flujo de información y ajustar los protocolos allí donde el sistema llega con retraso. No se trata de señalar errores puntuales. Se trata de evitar las zonas ciegas que las estadísticas ya han revelado: víctimas que estaban en seguimiento pero cuyas señales no se interpretaron a tiempo.

Un patrón que diciembre no perdona

Los datos no son nuevos, pero vuelven cada año: en diciembre y enero aumentan los casos graves de violencia machista. Las fiestas concentran más convivencia forzada, más presión familiar, más aislamiento social para muchas mujeres atrapadas en relaciones abusivas. Si además hay dependencia económica o hijos en común, el margen de reacción se reduce.

No es un dato menor. Es un patrón estructural. Y si se conoce, debe anticiparse. La prevención, en estos casos, no empieza con la denuncia. Empieza antes: con atención primaria, seguimiento cercano, redes comunitarias y personal que sepa leer los indicios.

Contra el negacionismo la política se sostiene en lo técnico

La ministra ha insistido en un punto que sigue dividiendo el tablero político: negar la violencia machista no es una opinión. Es un obstáculo real para proteger vidas. El negacionismo institucional —el que normaliza, justifica o desdibuja— socava la eficacia del sistema y desarma a quienes deben intervenir.

Desde la renovación del Pacto de Estado, los partidos firmantes mantienen una línea de trabajo común, más allá de la crispación parlamentaria. Redondo no es ingenua al reivindicar unidad: sabe que este terreno solo avanza cuando no se convierte en trinchera.

En esta etapa, Igualdad se ha centrado en consolidar medidas estructurales: más inversión en atención especializada, más coordinación con Justicia, refuerzo de juzgados con formación específica y ampliación del acompañamiento psicológico y jurídico. No hay titulares fáciles. Hay políticas que se mantienen, a pesar del ruido.

Lo que crece y no se ve, la violencia entre jóvenes

Un asunto que empieza a preocupar más allá del gabinete es la normalización de la violencia sexual entre adolescentes, muchas veces canalizada a través de redes sociales y grupos privados. La ministra lo mencionó con claridad: Internet no genera el problema, pero lo amplifica. Y el desmantelamiento de la educación afectivo-sexual en algunas comunidades ha dejado a una generación sin herramientas básicas para detectar la agresión o la coacción.

Aquí, el enfoque de Igualdad es claro: no se trata de criminalizar a la juventud, sino de ofrecer espacios seguros, información clara y entornos donde la violencia no sea parte del paisaje. La prevención no puede subcontratarse ni reducirse a campañas. Requiere presencia institucional y respaldo pedagógico.

Lo que se está haciendo ahora no busca corregir errores, sino sostener una política que ya ha demostrado ser eficaz, pero que necesita acompañamiento constante. La respuesta a la violencia machista no depende solo de recursos o de tecnología, sino de un compromiso institucional sostenido, y de una administración capaz de traducir cada cifra en intervención concreta.

Mientras se multiplican los análisis y se reconstruyen cronologías, el trabajo importante ocurre donde no hay cámaras: en las reuniones de coordinación, en las revisiones de protocolos, en los equipos que ajustan herramientas para actuar antes de que llegue la agresión.

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