Dinamarca ha reforzado su estado de alerta después de que varios drones no autorizados sobrevolaran simultáneamente cuatro aeropuertos del país durante la noche del miércoles, en lo que las autoridades consideran una acción coordinada que sigue el patrón de incidentes similares registrados esta semana en territorio escandinavo.
El aeropuerto de Aalborg, situado en el norte del país y que funciona tanto como terminal comercial como base militar, fue el más afectado por el incidente. Las autoridades cerraron completamente su espacio aéreo durante aproximadamente tres horas, desde las 21:44 del miércoles hasta las 00:54 del jueves, tras detectar la presencia de “más de un dron” que volaba con luces encendidas.
La operación policial desplegada en Aalborg no logró interceptar los dispositivos, que abandonaron la zona por sí solos después de tres horas de actividad. Durante el cierre se desviaron cuatro vuelos entrantes, dos de la aerolínea SAS que regresaron a Copenhague, uno de Norwegian y otro de KLM.
Paralelamente, la Policía de Jutlandia Meridional confirmó avistamientos de drones en las proximidades de otros tres aeródromos: Esbjerg, Sonderborg y la base aérea de Skrydstrup, donde se encuentran estacionados los cazas F-16 y F-35 daneses. Aunque estos tres aeropuertos no tuvieron que cerrar sus operaciones, las autoridades mantienen la investigación activa.
El inspector jefe Jesper Bøjgaard Madsen, responsable de la investigación, declaró que “aún no podemos comentar el propósito de los drones que vuelan en la zona, ni podemos decir nada sobre quién está detrás del actor”. Sin embargo, confirmó que las autoridades están preparadas para derribar los dispositivos si tienen oportunidad.
Este nuevo episodio se produce apenas dos días después de que el aeropuerto de Copenhague permaneciera cerrado durante cuatro horas el lunes por la noche debido a la actividad de entre dos y tres drones de gran tamaño. Ese incidente afectó a 31 vuelos desviados y causó retrasos o cancelaciones alrededor de un centenar de vuelos, impactando a unos 20.000 pasajeros.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó los sucesos de Copenhague como “el ataque más grave contra la infraestructura crítica danesa hasta la fecha” y no descartó ninguna opción respecto a los responsables. Frederiksen vinculó estos incidentes con “la evolución que hemos observado recientemente con otros ataques con drones, violaciones del espacio aéreo y ataques de hackers a aeropuertos europeos”.
La Policía Nacional danesa ha establecido una conexión entre los diferentes episodios, señalando que los drones de Aalborg siguieron un patrón similar a los detectados en Copenhague. La investigación cuenta con la colaboración de los servicios de inteligencia, las fuerzas armadas y autoridades de otros países.
El contexto regional añade complejidad al escenario. El lunes por la noche, el aeropuerto de Oslo también suspendió operaciones durante tres horas tras detectar actividad de drones, aunque las autoridades noruegas afirman que su investigación “no ha establecido aún una conexión” directa con los incidentes daneses.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, describió los drones que paralizaron Copenhague como parte de “un patrón de contestación persistente en nuestras fronteras”, mientras la portavoz comunitaria de Exteriores, Anitta Hipper, apuntó a Rusia teniendo en cuenta sus “acciones imprudentes” recientes en Polonia, Rumania y Estonia.
Sin embargo, Moscú ha rechazado categóricamente las acusaciones. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó las sospechas como “infundadas”, mientras que el embajador ruso en Dinamarca declaró que las acusaciones de participación de su país eran “sin fundamento”.
La OTAN respondió con firmeza a la escalada de tensiones. Tras una reunión celebrada el martes, la Alianza emitió un comunicado condenando las acciones de Rusia y advirtiendo que utilizará “todas las herramientas militares y no militares necesarias” para defenderse. “Rusia tiene la plena responsabilidad de estas acciones, ponen en peligro vidas”, declaró la organización.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, subrayó que aunque la Alianza es “defensiva”, no es “ingenua” ante lo que está ocurriendo. Europa se encuentra en estado de alerta máxima después de que varios países miembros hayan reportado violaciones del espacio aéreo por parte de Rusia en las últimas semanas.
Los drones comerciales normalmente no pueden despegar ni volar cerca de aeropuertos, ya que estas zonas están designadas como ‘zonas de exclusión aérea’ en su software GPS, lo que sugiere que los dispositivos utilizados podrían ser de carácter militar o haber sido modificados específicamente para esta operación.
El director de operaciones de los servicios de inteligencia daneses, Flemming Drejer, había advertido previamente que el país enfrenta una “amenaza elevada de sabotaje” y sugirió que estos incidentes podrían estar destinados no tanto a atacar como a “presionar y ver cómo reaccionamos”.
Las autoridades danesas mantienen reforzada la vigilancia en puntos estratégicos y continúan investigando los episodios con el apoyo de organismos internacionales, mientras el país permanece en estado de alerta ante posibles nuevos incidentes que pongan en riesgo su infraestructura crítica.